miércoles, agosto 20, 2008

Retornos al pasado

Gilda (1946, Charles Vidor)

Criss Cross (1949, Robert Siodmak)

Hay en Gilda y Criss Cross un mismo punto de partida: hombres que nos narran su tragedia en exquisita voz en off, que obligados regresan al pasado, se reencuentran con sus amores y terminan involucrados en un conflicto porque la femme fatale tiene un nuevo novio, un gángster preferiblemente. Es Gilda con toda justicia la mejor película de su director, Charles Vidor. Su filmografía fue muy rutinaria en el Hollywood dorado, apostando por comedias, dramas musicales, dramas históricos y demás producciones rutilantes. La película no esquiva algunos de los sellos de Vidor, incluida la música que se incorpora gracias a un recurso muy propio de películas como Casablanca (1942): la música siempre significa algo para los amantes. Los mejores momentos de Vidor son siempre cuando se entrega al vigor de sus personajes, todos ellos en interiores climáticos en un exótico Buenos Aires, y casi todos están en su maravillosa primera parte, puro film-noir auténtico y con un George MacReady bordando a un perfecto Ballin Mudson que bascula sus acciones entre la amenaza y la serenidad premeditada. Sin embargo donde Vidor sorprende y también sus guionistas es en cargar las tintas contra el personaje del perdedor: Johnny Farrell pasa del enfrentamiento pasional a la ira y la obsesión, al menosprecio. El perdedor suplanta la (falsa) muerte de Ballin, adquiere un nuevo rol y teje Vidor su película en torno a un perdedor que quiere ser otra cosa. Que quiere huir de si mismo. Debido al resorte narrativo de Mundson la película se erige en gran film-noir hollywoodiense pese a todo: ni su final feliz esquiva una segunad parte que configura de una forma novísima al loser hacia derroteros más crueles y ambiguos. También a Gilda, como una mujer oprimida. Hay también recursos desaprovechados, como el amor de Gilda en Venezuela o el plan de Ballin que evita que el personaje caiga en el replanteamiento que ofrece luego la película, pero el resultado es tan delicioso como sorprendente.


Robert Siodmak, realizador alemán emigrado a Hollywood por su condición judía, firmó algunas piezas criminales siguiendo la línea ya practicada en Alemania. Criss Cross es un buen complemento a la más conocida The killers (1946) con un montón de interesantes apuntes visuales por parte de su director. Lo que más me gusta de Siodmak es su alergia casi wellesiana al plano-contraplano, decisión que en el noir encaja de maravilla para encajar los dilemas morales en una expresividad que funciona muchísimo mejor. Todas las escenas de Steve y Anna terminan con Siodmak prefiriendo enmarcarlos a ambos, resaltando la figura destrozada de Steve frente al poder de Anna. Siodmak es además un narrador vigoroso, usando unos minutos iniciales y destinando su flashback para la construcción de la película. Se permite unos cuantos grandes momentos para llegar a su final: las escenas del hospital, en las que juega con el reflejo de la sala de espera y sobretodo el imaginativo tiroteo, situado en la niebla y perfecto para dar al film un tono de reflexión moral. En la historia de Siodmak el perdedor es un hombre herido, incapaz de renunciar a sus propósitos morales incluso para huir. También Siodmak se permite gracias a Esy Morales and His Rhumba Band una secuencia de pura sensualidad, en la que Yvonne deCarlo y una escena más alargada de lo esperable hacen el resto. No obstante la estrella de la película es Dan Duryea que compone a un villano perfecto, el gángster Slim Dundee tan implacable y amenazador que inspira un terror casi cotidiano. Criss Cross se resuelve con un final trágico, incómodo por muchos motivos, sobretodo por como el héroe herido comprueba el egoísmo de su amor antes de morir y Siodmak sale victorioso: el último plano de su película es el de un gángster fracasando ante las sirenas.

5 comentarios:

Kelzor dijo...

Criss Cross es una estupenda película que por desgracia, no tiene la fama que se merece.

Siodmak debería estar mejor considerado: "Forajidos", "La escalera de caracol", "El temible burlón"... hay mucho cine ahí dentro.

Jordi Revert dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jordi Revert dijo...

"Gilda" siempre me hizo perder la cabeza cuando cantaba aquello de "Amado mío" (más incluso que "Put the blame on mame", sí), así que no me extraña que volviera locos a dos tipos de la pasta de Farrell y Mundson. De todas maneras, justo es reconocer que Gilda pertenece a ese grupo de femme fatale que acaba probando su inocencia/bondad, pues su fidelidad y su amor hacia Johnny son probados y ratificados en última instancia. Muy al contrario que la Mary Astor de "El Halcón Maltés" (la primera que me viene a bote pronto), a quien le deseas el castigo que se acaba ganando.

Robert Siodmak es aún un gran desconocido para mí. Reconozco haber visto una sola película suya, "Der Mann, der seinen Mörder sucht", obviamente realizada aún durante su etapa alemana. No sé cómo diablos se tituló en castellano ni tan siquiera en inglés, si es que llegó a estos mercados, pero es un interesantísimo precedente del noir en el que confluyen el slapstick y el expresionismo. Y una de las comedias mudas más hilarantes que servidor haya visto jamás.

Un saludo

Jordi Revert
http://cinelandia.blogspot.com

Elisa McCausland dijo...

cuidado, señor singer, que Gilda no llega a ser nunca una femme fatale con todas sus letras (o, lo que es lo mismo, con consumación)... he ahí la ironía, y lo que la salva a los ojos del colectivo bienpensante, ;)

Gilda era una desgraciada y una calentona deliciosa, :)

online pharmacy no prescription dijo...

Criss Cross is a nice movie.