Estos días he vuelto a Christopher Priest encantado. Su novela más afamada El Prestigio, adaptada luego por Christopher Nolan, es una de las novelas más inteligentes que he leído en mucho tiempo. Hay una relación fascinante entre película y material original. Por ejemplo, uno de los recursos del libro, la lectura de los dos diarios, es usado por Jonathan Nolan de una forma muy propia de Priest: la muy literaria idea de que el narrador no es fiable y que en el libro hay modificaciones. Hasta aquí bien. Pero un truco literario en una película es una idiotez confusa y casi siempre deshilachada. Eso le pasó a Nolan. También eliminó Nolan toda la pasión respecto a Olivia Wilde y añadió un crimen, el de la mujer, con el que evidenció su auténtica lack of passion para historias que lo requieran.
De todos modos lo interesante de Priest se quedó directamente fuera de la idea inicial de Nolan y está todo al principio, aunque sea al final cuando se entienda en su magnitud. Es la idea, feliz, de las consecuencias metafísicas del clon que genera la máquina de Tesla. Priest se interroga sobre la felicidad del doble. ¿Puede serlo sin problemas metafísicos, renunciando a la memoria de su contemporáneo o en según que casos de la obra, su predecesor? ¿Puede, asumiendo su condición de copia, alcanzar por ello la diferencia? La novela gravita sobre la idea de los dobles y de la diferencia continuamente, no sólo por los trucos estrellas de los dos magos, sino por su misma rivalidad, en la que hay un intercambio de roles y unos ciertos contraplanos. Pero hay algo magnífico en la resolución de ese conflicto entre magos que se alarga tras las generaciones, y ahí es dónde Priest asume lo fantástico con una pericia que me atrevería a llamar muy inglesa, y es que en el último y finalmente verdadero doble está la solución completa al problema de rivalidad e identidad que parecía eterno.
18 comentarios:
alvy! me paso aunque no commentee, que estoy liao.
oche, mu bien todo... the prestige es EL MAYOR MOJÓN que puede haber cagao mare, sobre tó partiendo de ese material original. en fin, tesla rules, claro!
quería desir la peli, claro, questoy acarojotao!
Me interesó lo de Christopher Priest. Lo intentaré leer.
Saludos alvy
Al final: ¿Leíste la novela de Junot? Me gustaría ver tu opinión. En especial ya que la novela tiene harto de cultura pop (Robotech, Dune, Tolkien, etc)
Me da que con Nolan no vamos a estar de acuerdo nunca. Pero no he leído la novela y por tanto no puedo comparar, aunque el truco literario al que haces referencia, el del supuesto diario, no creo que encaje mal en absoluto en la peli, de hecho es otro juego más de ingenio entre ambos rivales y una muestra más de que la ambición de conocer los trucos del rival al detalle llevan a la perdición.
A mi la historia me parece una genial idea para hablar de la obsesión y de que ésta nunca se consuma.
Por cierto, veo que te gusta el jazz. Por si no la conoces, te recomiendo a Silje Nergaard. El disco At First Sight es genial
Soy muy fan de Silje, además es compositora y eso le da a los vocalistas una dimensión novísima y muy viva, que es la clave del jazz.
Por cierto, Monsieur Díaz Oliva me encantó el Wao del Junot Díaz. Llevabámos tiempo hablando lo del lenguaje y creo que en esa novela se entiende de una forma muy bella.
No entiendo la fúria que se desata contra The Prestige. No me gusta todo lo que hace Nolan, pero sí todo lo que hace bien. Y The Prestige me parece de lo mejor que ha hecho.
Y leer todo lo que comentas sobre la novela original no hace más que dar soporte a lo que mi contaminada mente ya había extraído del film. The Prestige insinua más que da. Los amantes de Memento no suelen serlo de The Prestige, aún sus paralelismos.
Nolan me parece objetivo de una fúria crítica diametralmente opuesta a lo que ocurre con Shyamalan, que no machaco, pero tampoco subo a los cielos a los que se ha llevado últimamente.
Eso es muy sencillo: Shyamalan sabe dirigir películas y hay en cualquiera de sus películas muchísimo más lenguaje que en Nolan, que encima es tan asno que no sabe ni planificar una secuencia de acción en condiciones. Luego en The Prestige, siendo entretenida, me parece que no se puede comparar a nada de lo que haya hecho Shyamalan. Pero a nada.
En Shyamalan hay CINE, en Nolan películas masticaditas. ¿Cuantos planos memorables me puedes citar de Nolan? ¿Cuantas secuencias hacen un uso brillante de los recursos del CINE y su lenguaje? ¿O me vas a hablar de cosas como la estructura narrativa y el argumento y los personajes y los actores? Esas cosas están en la literatura, en el teatro y demás. A Nolan nunca se le ha juzgado como cineasta, de ser así se le podría hundir con una facilidad pasmosa.
Y ojo porque en esta casa se le admiten los logros de El Caballero Oscuro (el atraco al banco, el interrogatorio, la toma del hospital, los dilemas aunque no su resolución, vergonzosa).
Lo que nos diferencia es que tú amas el primer plano de los ojos de Whalberg mientras se oye el sonido de las balas de los suicidas a lo lejos mientras yo lo encuentro penoso y propio de una parodia. Y es que Shyamalan, en general, es eso, parodiable. Y que conste que me quito el sombrero ante films como El Sexto Sentido o El Protegido.
Viva la variedad (en opiniones y en la manera de hacer cine).
En shyamalan hay muchísimo de parodia, cada uno de sus planos da mucho juego a la subjetividad.
Contemplar el lenguje visual de Nolan...es...LA NADA.
Por favor, no nos volvamos locos: para criticar a Nolan (bien fácil es) no hace falta alabar a Shyamalan. Curioso: Nolan no tendrá cine, pero Shya en algunas ocasiones (Sixth Sense, The Village) peca de todo lo contrario, de tener SÓLO eso (con "sólo" quiero decir "bueno", claro). Pero ese no es tema a discutir ahora, teniendo pendiente The Happening y considerando Unbreakable la Gran Cumbre Cinematográfica Superheróica, como es mi caso.
The Prestige, novela insuperable, es la película que considero mejor de Nolan, lo que demuestra que, al contrario que Guillermo del Toro, donde mejor funciona es en las distancias cortas (Memento and nothing more).
Tiene mucho mérito que sus flagrantes cambios respecto a la novela no me sacaran de quicio, sino que los viera como posibles y pertinentes variaciones (algo así como pasa con las dos Solaris, El Gatopardo... las mejores adaptaciones, en suma).
The prestige, la peli, es un viaje a ninguna parte.
Ahí no estoy de acuerdo. Que Nolan sea más clásico no significa que no sepa rodar. El tema es que en un cine, el de suspense, el de acción, que hoy por hoy tiene por norma el movimiento constante y el alarde visual (ya sea de montaje o de planificación), Nolan opta por pasar desapercibido. Y eso para mí no es ni mucho menos un defecto, sino una elección, la de dar el protagonismo a la historia y no a la pericia visual.
Porque decir que Nolan no sabe rodar es como decir que cualquier director clásico tampoco sabía. Nolan es una especie de versión moderna de lo clásico, pero entra dentro de lo que narrativamente se conoce como "estilo invisible" (que no me lo invento, se llama así), y que tiene como premisa planificar y montar de forma que ese trabajo pase lo más desapercibido posible. Salvo las dos de Batman, donde Nolan evidentemente mete más movimiento por pura necesidad de la historia (y aún así de forma mucho más sutil que otros) en pelis como El Prestigio opta por lo dicho, no imponerse a lo que cuenta.
Es muy fácil decir que no sabe rodar porque no haga planos secuencia virgueros como Scorsese o Shyamalan. Pero planificar una escena no consiste sólo en resultar vistoso, de hecho lo más correcto es resultar práctico y útil para la historia que se cuenta.
Pero fijaros en los encuadres del tipo, en como compone aprovechando la profundidad del plano, en cómo crea panorámicas geniales. Ya me gustaría a mí ver a Michal Bay hacer una peli entretenida sin toda la paja visual que mete. Sería infumable.
Y aún así, si veis sus pelis con detenimiento seguro que encontráis más de una sorpresa.
Cuando Scorsese hace un gran plano secuencia lo hace integrado en un conjunto. Pensemos en los múltiples planos secuencias (subjetivos, steadycam, etc.) que hay en su magna Goodfellas: todos ellos están al servicio de construir la historia en imagenes, de pervertirlas. El mismo ejemplo con Welles o con cualquier otro genio. Es como cuando Foster Wallace hace uno alarde de sus larguísimas frases en los que hilvana casi ocho líneas narrativas: no hay que caer en la tentación de decir que se concentra en el estilo, sino en lo que significa, en el goce estético de la experiencia que es el cine.
Yo nunca le he negado ese pan a Nolan: fue el señor Toldo el que dijo que Insomnio era una película muy elegante y yo nunca lo negué. Pero aún le queda mucho que mamar, de Carpenter a Hawks, para ser un narrador tan áspero como dices Javier (y por cierto, me ha gustado como has entrado de lleno en el debate).
Cualquier película es una construcción formal, sin su mirada solidificada su argumento no tiene sentido. Es por eso que desde este rincón se ama a cineastas como Kim Jin-Woon, Bong Joon-Hoo o John Woo, por citar los primeros, sin olvidarme de Park-Chan Wook, porque son lo que los malos críticos llamarían estilistas. Aquí se les llama cineastas.
Nolan siempre ha optado por el realismo, pero no tiene sentido. Algunas veces, como con Batman, la misma fuente lo hunde, otras, como con El Prestigio, la estructura narrativa y el subrayado (mediante imágenes, ciertamente) también.
Respecto a Bay. Soy, de siempre, un detractor/fan de La Roca, pero en Transformers, las cosas claras, Bay transofrma su horterez visual en grand style. Los planos aéreos, el travelling lateral monstruoso.... Todo parece encajar.
No quería decir que los recursos de otros autores fuesen gratuitos, sino que puedes optar por una vía más clásica sin que el conjunto se resienta. Simplemente creo que es otra opción. Aunque evidentemente hay directores a los que les gusta mucho mirar lo creativos y virgueros que pueden llegar a ser (las últimas pelis de Tony Scott mismamente, donde el montaje es tan recargado que es inevitable ser consciente del mismo).
Pero es cierto que cuando lo visual se impone sobre la historia hay algo mal. No citaba a Scorsese o Shyamalan como ejemplos de eso, me parecen directores geniales que si en algo destacan es en que saben narrar en imágenes mejor que la mayoría. Shyamalan es de hecho uno de mis directores favoritos por no decir mi preferido. Eso no quita que precisamente su última peli me decepcionase mucho porque por guión me pareció pobre y con personajes forzados y poco creíbles. Pero ese es otro tema.
Hablando de Godfellas, uno de los planos secuencia míticos es en el que Ray Liota y Lorraine Braco entran al club. Es un plano secuencia técnicamente descomunal y narrativamente resume toda la historia del personaje de ella, que entra de la mano de él, desde un mundo alegre e ingénuo a otro donde una persona muere por menos de nada pero donde se vive a todo tren. Resumir eso en un solo plano sólo tiene un calificativo: perfecto.
Vamos, que no estoy en desacuerdo contigo en que el estilo visual es importante, esencial para narrar la historia y por supuesto, marca de cada autor, pero no me negarás que hay directores a los que a veces se les va la mano de forma innecesaria y empiezan a llamar la atención más de lo debido, simplemente porque mola, que es justo uno de los errores de principiante que yo y todos los que estamos empezando metemos de cuando en cuando. Encuadras un plano que te gusta mucho sin atender el significado del mismo. Me viene a la cabeza ese de Dos Policías Rebeldes 2 en el que los protas se tirotean con unos jamaicanos mientras la cámara gira en torno a la pared que los separa. Mola, sí, es muy vistoso, ¿pero ayuda al momento o lo sobrecarga? ¿Acaso no deja uno de pensar en la escena para fijarse en lo resultón del movimiento ese?
Se me pasaba, yo también tengo una relación amor/odio con Bay. Tengo las dos de los polis y Transformers en mi videoteca.
Eso que dices del movimiento no correspondido queda patente en Boogie Nights, que es una versión posmoderna de Scorsese, aunque puede que sea un ejemplo condicionad, pero creo que la actitud de su cineasta es similar. Se repite incluso el mismo plano secuencia en el mismo momento, se hacen alardes estilísticos como los de Scorsese, se descontextualizan sus temas y el resultado es divertidísimo, pero por eso mismo limitado. Me parece que es un campo de pruebas si luego se atreve, como se atrevió Anderson con Magnolia o con There will be blood, a construir otros lenguajes.
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