jueves, julio 12, 2007

Herzog(s)

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Sanford Pinsker apunta en Jewish American Fiction (1917-1987) que con Herzog, Bellow empieza a tomar otras direcciones fuera del territorio intelectual y las irritaciones de sus cada vez más agresivos protagonistas. Es cierto: Herzog trasciende los problemas intelectuales de una forma muy parecida a la de las cintas de Woody Allen. Comparte muchas pretensiones con Deconstructing Harry (1997) sobretodo de la misma historia de Harry Block, serían hermanas en muchos momentos sino fuera porqué la cinta de Allen tiene una condición autorreflexiva que la inunda de muchas otras subtamas brillantes.

La solución, dice Pinsker, está en el corazón de Herzog. Yo me atrevería a decir que está también en la delicadeza de Bellow. Bellow es capaz de incluir una subtrama de abusos sexuales iniciando el momento como una comedia de situación, digamos amarcordiana, haciendo que el momento dramático interrumpa sin más dilaciones. No convierte esto en un trauma paródico-freudiano, sino en una reaparición breve e inquietante. Y el corazón de Herzog (eres un buen hombre) delata también esa condición de Bellow de retratar a sus buenos hombres como fracasos. Deconstructing Harry comparte con Herzog, no se sí voluntariosamente (pero Bellow aparecía en Zelig así que no sería tan extraño), la escena del coche de policía en la que se destruye la figura del progenitor como héroe ocasional via expeditiva. También la visita al hermano, en la que Bellow-Allen tejen similar mensaje: una relación maracada por la admiración del protagonista hacia su hermano/a pero también cierta cabezonería de demostrarse a si mismo que pueden seguir adelantes. Harry Block y Moses Herzog, frenéticos y neuróticos, acuden a ver sus hermanos como maestros del sosiego, de la tranquilidad. Allen, no obstante, opta por un final mucho más optimista que el de Bellow, que situa la escena de la visita al hermano y la del coche policía en el centro mismo de su clímax final y el descorazonador viaje de Herzog por su extrañeza vital.

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