jueves, diciembre 13, 2007

Podemos recordárselo cuando usted decida

“Desea una falsa memoria que corresponde a un viaje que realmente ha hecho. Y una razón falsa que es la verdadera razón. Está diciendo la verdad”
Philip K. Dick, Podemos recordarlo todo por usted


Me gusta pensar en Cypher, no como en una lógica película post matrix (de la que esquiva sus tics pero, es inevitable dado el súmum referencial de los Wachowski, con la que comparte paisaje) para los espectadores menos atentos, sino como en una no menos coherente avant la lettre al esquema Dickiano clásico, el citado ahí arriba (y ahí abajo) y el de su adaptación fílmica, Desafío Total.
No obstante el enfoque de Dick es fascinante pero no único, naturalmente y aborda con suma inteligencia el esquema de los deseos como motores propulsores de nuestra identidad como sujetos. Un ejemplo claro es Lost Highway que propone una historia de, llamémoslo psicosis, que cierra los conflictos identitarios de Norman Bates, con un esquema perverso y continuista claro. Cuando Fred Madison comete un error, su deseo es capaz de convertirle y de llevarle a ser Pete Dayton. Tanto Madison como Dayton caen en los mismos errores, terminan arrastrados por el tormento y el asesinato, con lo que Lynch revela que el deseo verdadero también puede ser oscuro y terrible: el amor y la muerte como las dos caras de la misma moneda. La Wikipedia señala que la película de Lynch tiene muchos parecidos con un relato tradicional de Ambrose Bierce, que en su adaptación a la Twilight Zone fue bastante premiado por su estilo marcademente europeo. Aún así la asociación es un tanto superflua, en el relato de Bierce, An Ocurrence at Owl Creek Bridge, Peyton Farquhar se deja llevar a la nueva realidad (la alucinación) por el miedo a la muerte en su fantasía imaginaria y no hay un conflicto identitario que tenga que ver con las propuestas de Vincenzo Natali, David Lynch o el citado Dick. Es cierto que tanto Madison como Farquhar están esperando a la muerte pero no lo es menos que Madison huye no tanto por no morir sino por la pérdida de Renee, que se convierte en Alice.

El papel, no el destino, de Rita Foster y la doblada Renee/Alice es similar en las propuestas de Natali y Lynch. Ambas son realmente las parejas de sus maridos, pero ellos necesitan, forzados por el deseo, convertirlas en inalcanzables. Pete Dayton termina perdiendo a Alice y el mismo Sebastian Rooks está condenado a perder a Rita Foster como misteriosa femme fatale, aunque para ocuparnos de ello tenemos que volver a Podemos recordarlo todo por usted, relato con el que Natali establece muchos y sugerentes paralelismos. Siguiendo con el hilo de Carretera Perdida, del doble fracaso es interesante el punto de partida de Cypher: Morgan Sullivan, para huir de su aburridísima vida, se pone a trabajar como espía industrial para la DigiCorp, que le hace un test para comprobar que no forma parte de la competencia la Subways. Sullivan entonces adquiere la identidad de Jack Thursby y Rita Foster, entonces una mujer misteriosa con la que Sullivan se obsesiona pronto, le advierte de las intenciones de la DigiCorp enviándole a espiar a congresos: convertir a Morgan Sullivan en Jack Thursby. Así la película se repite exactamente y su protagonista, fingiéndose inconsciente pero viendo disolverse todo a su alrededor, ve como huyendo de su vida por un impulso se encuentra viviendo una vida igual de aburrida que antes, sólo que siendo Jack Thursby y adquiriendo ahora un nuevo rango: el de agente doble para la competencia, la Subways. Aquí la coincidencia se hace más clara: Fred Madison fracasa en el deseo de huir siendo Pete Dayton y Morgan Sullivan, pese a lograr no ser Jack Thursby (y convertir su identidad, digamos, en triple por la consciencia de todo lo que ocurre) se encuentra con el mismo problema: el (su) deseo no emerge, (le) sumerge.

La conclusión de Cypher sí tiene mucho que ver con el mentado relato de Dick y con el esquema narrativo propio del autor, en el que todo se llena de penúltimas verdades. En un momento determinado del relato de Dick, Douglas Quail exclama ¡pero si yo quiero ir a Marte! Después de asistir a varios congresos en avión, el aparentemente gris y tedioso Morgan Sullivan cae en la cuenta de que le gusta el whisky y recrimina ¡pero si adoro el whisky y el fumar! Tanto Dick como la película de Natali insisten en el hecho de que nuestros deseos más ocultos no forman parte sino son la única verdad de nuestro ser. Así Morgan Sullivan, comprobando el fracaso de Thursby, decide trabajar para el misterioso Sebastian Rooks para eliminar un no menos intrigante archivo del que Rooks se quiere deshacer. Siendo chantajeado por el propio chófer de Rooks, Sullivan se hace con el archivo y no traiciona a Rooks. El público creyendo que es lealtad, comprueba como furioso Sullivan dispara a Rita Foster, harto de sus ambiguedades. Entonces ella le revela la verdad: el misterioso agente que lucha contra las compañías rivales, igual de despiadadas asegura ella, es él. Sullivan, Thursby, todo son inventos de Sebastian Rooks. Douglas Quail se borró del mapa tras solucionar el conflicto con Marte (y en ambas ficciones los sueños son un motivo recurrente de verdad) y Rooks desapareció bajo Morgan Sullivan para... ¡sobrevivir! La paradoja de Cypher sostiene que Rooks tenía que desaparecer, camuflado en el tedioso Sullivan, para que su plan maestro funcionase. Vuelve a ser el deseo, como en Lost Highway, el que ha impulsado la creación de esta nueva identidad. ¿No es acaso una preciosa metáfora del artista como sujeto obligado a desaparecer tras el mar de la ficción? ¿No es una preciosa metáfora de los distintos roles que tenemos que asumir en nuestros trabajos para lograr los éxitos en el sistema (transformándonos en él, para luego resurgir) si queremos triunfar y revolucionar?

8 comentarios:

elpablo dijo...

menudo par de posts te has currao, alvy!

Anónimo dijo...

Maravillosos posts!!!
Nunca fui una lectora de Sci Fi, subestimé el género por ignorancia hasta hace muy poco y cuando empecé a descubrirlo aluciné, aún estoy alucinando...
Nunca habría relacionado mi idolatrada Lost Highway con Dick... ay mamá cuánto me queda por leer, que reto tan estimulante :)

Portnoy dijo...

Yo creo que la similitud que se puede establecer entre las tres películas, Lost Highway, Total Recall y Cypher tiene que ver con el estupor que se produce en el espectador que acaba no distinguiendo lo real de lo falso (como si eso fuera posible) en las películas. Narrativamente cada una de ellas apela a cuestiones distintas, psicológicas en Lynch (recuerda a Zizek y su teoría de la eyaculación precoz del saxofonista)y tramposas (en cuanto se produce una simulación completa) en Natali... lo de Dick es inclasificable, inmersión total de la realidad en la ficción o al revés. Dick es el padre de toda la scifi moderna... incluso de toda la cinematografía moderna... decir que Cypher bebe de Matrix puede resultar correcto cronológicamente, pero ambas nacen de las ideas plasmadas por Dick en sus novelas. Y ya se sabe que Dick era una esponja que absorbía toda la información que le llegaba... las teorías filosóficas de Bertrand Russell y las soflamas de un predicador religioso tenían el mismo valor a la hora de ser reconvertidas en material narrativo... en fin, ya no sé que decía... de todas formas lo que cuentas me parece muy interesante, sobre todo en lo que se refiere a la elección de las películas... Cypher está injustamente olvidada (con ese siempre ambiguo Jeremy Northam)
Un saludo

Anónimo dijo...

"Cypher" es, también, una reescritura sci-fi (todavía más) de "Alias": el simulacro de la propia identidad llevado hasta sus últimas consecuencias. ¡La realidad no es que sea innaccesible, sino que ya ni siquiera se plantea como opción viable!

Anónimo dijo...

Oiga, esta nueva mecánica de comentarios de Blogger es un lío. Un lío.

El Miope Muñoz dijo...

En blogger tardan dos veces en acertar, así que no nos queda otra. Todavía recuerdo el infame traslado a b-beta: qué inexperiencia tan atrox en tanta trayectoria. Siempre puede ser peor: siempre puede ser bitácoras.com.

Muy interesante lo de alias: la serie de Abrams juega más bien con la idea baumantiana de la Identidad Líquida ¿no cree?

Anónimo dijo...

Sí, de hecho, Bauman cree que la identidad es una estación de paso, algo provisional, lo que en cierta manera se podría aplicar también a Sydney Bristow.

Anónimo dijo...

hablando con mi medico sobre mi problema de eyaculacion precoz, me dio priligy y le agradezco ya que me ayudo muy eficazmente y ahora disfruto plenamente mi sexualidad