lunes, julio 07, 2008

La flecha del tiempo de Amis

Jorge Carrión me decía que el problema que tiene con autores como Dick es que a cada gran idea termina empañado por su pobreza estilística. Por eso me parece muy interesante enfrentarme a una obra como La flecha del tiempo de Martin Amis, porque me pasa exactamente lo contrario que a Carrión: me parece un cuento de Dick alargado por un muy inteligente narrador. En definitiva, que me sentí en cierta medida condenado en ver revisados en formatos bastante inteligentes, los relatos de lo que se conoció como new wave de la ciencia ficción.

Aunque no me parece que debamos detener el pensamiento sobre la obra de Amis aquí, sino que hay que leer La casa de los encuentros (además de sus dos obras clave, Dinero y Campos de Londres) para terminar de entender el rumbo del autor al cabo de los años y lo perdurable de la obra. Como bien sabrán, La flecha del tiempo termina deveniendo en una camusiana reflexión moral de alto calado, justificando la deliciosa sucesión de momentos y frases que proporciona su estructura y juego narrativo. En su última obra Amis propone justo lo contrario: depurar su lenguaje hasta lo parco y olvidarse de todas esas bromas para regresar a los personajes, narrando la historia contemporánea de Rusia (otra forma de reflexión moral de altura, a través del olvido) en forma de historia de amor y de memoir a través de otro protgonista prácticamente desconocido. Es entonces cuando nos damos cuenta que, naturalmente, preferimos al juguetón que al serio perfeccionista. No es que La casa de los encuentros no sea una buena historia, es que Amis parece decidir renunciar a su poder para volver a contar la historia por, directamente, sentirse Camus, su máxima influencia junto con Nabokov. El bloguero que firma estas líneas prefiere muchas obras fallidas de Amis más, aunque sean remedos, a asistir a un reto encomiable pero un tanto agotador: el de volver a los viejos maestros sin mayor enjundia, el de componer novelas rígidas, tal vez verdaderamente emocionales pero sin ese arrebato de excitación con la que Amis ha construido el resto de sus juguetes.

5 comentarios:

John Tones dijo...

Cada vez que leo que Dick era un escritor mediocre se me llevan los demonios.

Anónimo dijo...

Philip K. Dick es uno de los mayores productores de ideas y conceptos originales en el medio escrito de los últimos cincuenta años, por lo menos. A mí no se me llevan los demonios si alguien dice que su estilo es mediocre, de su época Ballard, Burroughs, Lem o Disch son mucho más precisos y "¿elegantes?". Pero casi nunca llegaban al torrente de ideas por capítulo de Dick. La biografía de Carrére explica algo de esto.

Alvy, no sé si has leído Einstein Monsters, que tiene algunos de los cuentos de Amis más juguetones a mi entender. La flecha del tiempo desde hace mucho que es de mis favoritas, sin olvidar Tren Nocturno, que, a su manera, es un hardboiled en toda regla con su "twisted nerve" marca de la casa.

Todavía no he leído La casa de los encuentros, pero no creo que me vaya a decepcionar. Un saludo.

Juanma Sincriterio dijo...

El estilo de Dick era irregular, no podía ser de otra manera escribiendo varias novelas cada año, pero lo compensaba con muchísimas otras cosas. Por otra parte, Carrión opina que hasta a Ballard le falla el "estilo literario", así que...

ADO dijo...

¿Dick un escritor mediocre? Me uno a las palabras de juan sincriterio (que sí tiene criterio al parecer): era un tipo que escribía en serie (como las industrias), pero algunos de esos productos en serie son demasiado buenos...

Y me quedo mil veces con Ballard (que sus cuentos son notables no así como algunas de sus novelas) con Orson Scott Card o que con Moorcock.

Saludos y justo hoy me compré los relatos de Amis "Einstein's Monsters"

Anónimo dijo...

(Para Tones, Juanma Sincriterio y Antonio Díaz Oliva & Co.)

De hecho, las "peores" novelas de Dick son las "serias". Si en el fondo estaremos de acuerdo. Un tipo que escribe a destajo tiene por delante altibajos enormes, motivados por el ritmo de producción. Lem, que admiraba a Dick, lamentaba las caídas de nivel, resultado de esa velocidad.

Sobre Ballard y su estilo, -que suena incluso más frío en inglés-, creo que tiene y bastante (una vez más cuestión de gustos: Zadie Smith aprecia ese estilo, aunque no sea su plato preferido, pero Fresán considera que la británica está, a su vez, sobrevalorada...)

Orson Scott Card y Moorcock; donde esté Jerry Cornelius... No los he leído tanto como para tener una opinión firme, sólo con algunos ciclos,de modo que me callo.

Julian Symmonds, hablando de John Franklin Bardin -una vez redescubierta su obra de los cuarenta- se sorprendía de la mala calidad de sus últimas obras, pero es que el hombre ya estaba muy machacado a esas alturas. Simenon, Tellado, King...

Y una mala noticia de la que me acabo de enterar. El 4 de Julio de este año, Thomas M. Disch, (autor de la new wave como Dick con ideas muy cercanas y con un estilo de gran interés, al menos, para mí) decidió dejar este mundo. Que encuentre las alas de su canción. Un saludo.