lunes, marzo 07, 2011

Doble Cuerpo


Cisne Negro (Black Swan, 2010, Darren Aronofsky)

Dotado del verdadero don que hace a todo pensador, el de generar ideas que nutran o cuestionen las presentes, Pierre Bourdieu contribuyó a la teoría literaria con su concepto del campo literario. Cuando uno contempla el último trabajo de Darren Aronofsky, tal vez el mejor y el más defendible, recuerda a Bordieu y se siente tentado de parafrasear al francés y hablar de un “campo cinematográfico”. Así, todo el mundo asume que Aronofsky, el niño pijo del aristocrático Hollywood, está dispuesto a robar (o a llevar al mainstream) ideas vistas ya en Perfect Blue (1998, Satoshi Kon) o, peor, a garantizar prestigio en lo que no es más que una variación de Suspiria (1977, Dario Argento). En todo caso, uno recuerda a Harold Bloom y lo que llamó, justamente en contra de estas ideas, las escuelas del resentimiento. Como Bloom y Bourdieu, antagónicos pero perfectamente compatibles, comparto escepticismo ante estos relativismos. En la película hay escenas similares a las de Rojo Oscuro (Profondo Rosso, 1975), pero sin embargo en el film de Argento no importan las variaciones más bien vacuas con Hitchcock sino que prima el estilo. No cuestiono al propio film de Argento, sino el aburrido relativismo de aceptar clichés y exigir alta cultura solamente por malinterpretaciones generalizadas. Ni Argento es un artista a la altura de Hitchcock, ni esta es una película excesivamente compleja y, sin embargo, tanto Aronfosky como Argento son dos estilistas brillantes, dos cineastas con un talento apabullante. Estas ironías solamente pueden surgir de la estética de la recepción y es necesario ver Cisne Negro como una insólita pieza de virtuoso, susceptible de ser malinterpretada como pieza en una guerra del todo aburrida y estéril.

La película de Aronfosky remite, efectivamente, a Argento, también al Polanski primerizo (el de Repulsión, principalmente), incluso hay algo afrancesado en sus primeros, vivísimos planos, una probable influencia de los hermanos Dardenne, adictos también a la estética de granulado y directa. Pero Aronfosky está esencialmente en un terreno fértil para la imaginación hollywoodiense, el de Las Zapatillas Rojas y Eva al Desnudo, pasado por un tamiz, ciertamente, bizarro, pero nada más. Ante esta perspectiva, lo único despreciable del film es su previsible y su exceso de subrayados, a ratos demasiado evidentes. Pero la interpretación de Natalie Portman, alejada de la mímesis habitual en las actrices post-Streep y más cerca de Grace Kelly, con su fragilidad contrastando con una tenue y brutal ira y la dirección de Aronofsky hacen el resto. Es curioso que después de narrar su historia de autodestrucción en clave drogodependiente, en clave metafísica y en clave hiperrealista, Aronofsky encuentre en el ballet su artificio menos forzado o su excusa para brillar sin aspavientos moralistas ni previsibles y obligados peajes genéricos.

Tienen razón Alberto Haj-Saleh y Noel Ceballos cuando comentan que esta película es una variación de The Wrestler, el film anterior de su director. Es curioso que el film protagonizado por Mickey Rourke fuera el más admirado de su director, justamente criticado, pero tan artificioso como el resto. Lo más alarmante era, por supuesto, la presunta facilidad con la que los tópicos sobre la América profunda eran aceptados con más facilidad porque ya habían sido reutilizados por otras películas: como si fuera un género lleno de notas obligadas antes que un verdadero reto artístico. Pero para mi hay una diferencia esencial: mientras que el neorrealismo requiere una poesía absolutamente libre y difícil, esta ópera muda se sofistica con el barroquismo visual, se eleva a través de la fractura que propone Aronofsky, rompiendo delicadamente cada plano secuencia conforme la mente de su protagonista se deshace y llegando a un clímax en el que su forma ha encontrado su más hermosa, bizarra, casi inverosímil, expresión: el de una muerte silente y teatral, enfática y sobreactuada, el de una locura cuya última (y tal vez única) frontera es el cuerpo. Es decir, la expresión quintaesencial y más interesante de lo que Aronofsky ha intentado en prácticamente el resto de su filmografía.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

A parte de llevar el name-dropping de teóricos que no vienen a cuento para darse aires a nuevas alturas mencionando a Bordieu, me extraña que no acuses a Aronofsky de "robar" la escenografía de los expresionistas alemanes o digas que toda la parte de horror físico es un plagio a Carpenter.

Carne de Cultureta Watch total.

El Miope Muñoz dijo...

Es que no lo acuso, me parece que Aronofsky, con sus influencias, tiene un discurso y un estilo. Lo que no tiene es un guión grande (estamos ante una película previsible), pero no importa: Cisne Negro es muy defendible.

María López Villarquide dijo...

Mi muy admirado "Sr. Singer",

a usted me dirijo para hacerle llegar mis más sentidas consideraciones respecto a su espacio, aprovechando la ocasión que se me ofrece al tratar usted el asunto de Black Swan en esta, la más reciente de sus entradas.

Aunque sigo su blog desde hace un año, encuentro en el comentario que usted nos regala de la última película de Darren Aronofsky la excusa perfecta para presentarme, sin más: puede usted visitar mi blog cuando lo desee - www.lamanoqueescribeconpluma.blogspot.com- en él encontrará no sólo tres entradas dedicadas a dicha película, sino una traducción completa de la página web oficial de la misma, con curiosas reflexiones del propio Aronofsky respecto a los paralelismos existentes y manifiestos con The Wrestler (de hecho: son dos versiones de un mismo planteamiento protagonista).

Asimismo, le comento que soy estudiosa del cine de Roman Polanski, sobre el que trabajo y me exprimo para una tesis doctoral centrada en la trilogía de los apartamentos, por lo que me atrevo a coincidir con usted en la posibilidad de que exista más de un "reflejo" y más de una "proyección" de Repulsion en esta película.

Por lo demás: desconozco la mayor parte de las referencias cinematográficas a las que usted se remite con sus comentarios, pero le atiendo con la curiosidad propia del que nunca quiere dejar de aprender cosillas nuevas.

Reciba un cordial saludo:

María.

Señorita Puri dijo...

me han dicho que las anteriores pelis de aronofsky también son igual de buenas, así que miraré, compararé, y si encuentro algo mejor, me vuelvo a ver regreso al futuro, que nunca falla.

Anónimo dijo...

Tío, es increíble el pisto que te pegas citando a autores sin ton ni son.
Es de risa como alguien se aleja del objeto de crítica y termina por no decir nada interesante de la peli.

Si por lo menos hubieras citado a 'La pianista' (película de la que se podría decir que presenta muchas más semejanzas que con cualquier otra de la última década del cine), pase. Pero no, claro, aquí hay que nombrar a Bloom y su p# madre, que ya me dirás que pinta El Señor del Canon Occidental en todo este berenjenal.

Y encima rematas diciendo que la película es previsible. Es que flipo. Si me dejaran, te tenía a perpetuidad viendo pelis de Guerin y Rebollo y obligandote a sacar de ellas un significado diferente cada día. Y seguro que tú, feliz de la vida.

¿Has oído hablar de 'Imposturas intelectuales'? Pues te lo recomiendo a ti y a unos cuantos compañeros 'bloggers'. Os vendría muy bien para saber que algunas personas sí que leen lo que otros escriben. Y, a veces, hasta resulta que los escritores (críticos en este caso) cuentan tonterias.
Un saludo y sin acritud.

El Miope Muñoz dijo...

Querido anónimo: Bloom es útil para la crítica de cine. También Bourdieu. Son útiles porque dan ideas cuyo uso no es solamente literario sino artístico. Más allá de eso lo que apunta de La pianista es interesante y sugiere un comentario (inteligente) sin ataques ad hominem por doquier. Tanto Guerín como Rebollo son dos cineastas estupendos.

Y la película, con su elementalidad narrativa, está llena de subrayados y es previsible. El profesor contando el lago de los cisnes es una obviedad impresionante puesto que está subrayando al espectador el símil y está diciendo qué significa la historia. Y así todo el rato.

No obstante, es una clase de dirección brillantísima, llena de recursos. Lo de Haneke me parece aceptable, claro, pero entre él y Aronofsky media un abismo. Formal e industrial.

Señorita Puri dijo...

bloom tambvién es útil para las cucarachas, aunque yo a veces uso raid.

Anastasia Silva dijo...

Buenos dias,

Me llamo Anastasia Silva y trabajo para Pokerlistings España. Me gusta el estilo como escribe. :-)
Queriamos invitarle para practicar su don literario redactando
un articulo para nosotros sobre el poker relacionado a cualquiera
otra tema de su eleccion. Por supuesto que le recompensaremos. :-)

Si le interesa esto escribeme al [anastasia(arroba)pokerlistings(punto)es].

Gracias y Saludos,
Anastasia Silva

Ibán dijo...

Yo también creo que es una variante de Wrestler, o más bien el punto que comunica The WRestler (más aparentemente clásica) con su primer cine más obsesivo y paranoico

Anónimo dijo...

Aronofsky es un estilista que hace películas bien hechas, como ésta, con un guión que habría dado un bodrio si hubiese estado en manos de casi cualquier director de Hollywood.
Haneke vende una profundida que no posee y sus películas resultan desagradablemente poco creíbles desde Benny's video.
Eso mismo sucede con la pianista, película irritante por artificiosa. Haneke pretende en demasía vendernos un no se qué que es mentira o que ni él ya se cree. Sólo estilo que pretende ofrecernos algo más pero que no difiere del humo.
Aronofsky en su estilo y su por momentos excesiva artificiosidad es más evidente y aunque la mayoría no lo comparta, no resulta pedante a la manera de Haneke pues el alemán, insisto, vende humo.
Disculpen mi intromisión, pero es que hace tiempo que estoy enfadado con el cine de Haneke y más después que semejante pastiche como es la cinta blanca.
Aronofsky es postura y Haneke impostura.

Anónimo dijo...

La base temática de las películas de Aronofsky es la locura y el éxito, ambas enraizadas en el subconsciente americano. La competitividad del sistema capitalista y sus consecuencias en la salud de los estadounidenses es la realidad de los personajes de Aronofsky. El luchador fracasado que intenta recuperar su gloria a costa de su salud, la bailarina obsesiva que pierde la razón y su identidad en busca de la perfección o el matemático que enloquece por encontrar una fórmula que explique el universo (y la bolsa).
No entiendo porque hay que entrar en análisis profundamente desviados con referencias literarias tan marcianas para llegar a conclusiones apreciables a simple vista.
Siento la parrafada, y aprovecho para felicitarle por su blog Sr. Singer y para recomendar el mio:
ciudadanochase.wordpress.com

Anónimo dijo...

PRIMER AVISO: ¿Nada es lo que parece?



SEGUNDO AVISO: El virus ha mutado en lenguaje. Correción: contra todo pronóstico, el compuesto experimental ha conseguido alterar la fisiología de las neuronas-espejo alojadas en el Área de Broca de nuestro sujetos de control. En los laboratorios de Interzona se ha experimentado con pequeños babuinos de labios anaranjados y seductores.(Satisfacción al entrar por la mañana a la sala de celdas, sus gritos enloquecidos, agitando las jaulas mínimas). El babuino que más progresos ha mostrado es el número V; cariñosamente nos referimos a él como Smithy.
Después de una regular dosis de la sustancia B durante tres semanas, directamente inyectada en la corteza cerebral, sucedió lo inesperado: Smithy consiguió balbucear una palabra. MUERTE. ¿Cabe mantener como hipótesis válida que el sujeto reprodujo esa palabra porque Karl, uno de mis subalternos, la había pronunciado poco antes, en relación con el cadáver de un yonki hallado en el edificio en el que vive, en el Barrio del Exenio Rojo? Lo cierto es que treinta y cinco segundos después Smithy fallecía ante nuestra mirada congelada y pensé en abrazar a ese simio y besarle, besarle y decirle que lo amaba. Sonrió como si fuera uno de nosotros, con esos labios anaranjados y seductores. Tan deliciosos... Las trompetas sonaron a lo lejos, el rancho para los presos del sector 13 que suelen aullar a las estelas de los aviones o lamer los rincones donde el olor a orín es insoportable. Ellos serán nuestros próximos sujetos de control.



TERCER AVISO: Extrajimos y analizamos el cerebro grisáceo de Smithy. No es la primera vez que veo un cerebro. Suelo sufrir duras fantasías cuando... cuando veo un cerebro sobre la fría mesa de operaciones... esperando a que mis manos manejen el bisturí que provocará la incisión, la grieta por la que escapa el hálito obsceno...
Soy un experto en lobotomizar cráneos con mi sexo y mi deseo, cuando el laboratorio se queda en silencio la noche... la noche envuelve a los jóvenes en ese manto hediondo de pegajoso quejidos, mucosa que huele a penetrante arrepentimiento y duro dolor sacrificial. Sepa que en el fondo tal dolor, tal desgarramiento del tejido de mi alma, es el placer, el paraíso absoluto...



CUARTO AVISO: Alguien ha robado el cerebro de Smithy. He interrogado a todos los miembros de mi equipo. Sospecho de Karl. Sospecho de sus secretos intereses. ¿Vender nuestro descubrimiento a cualquier potencia extranjera? No he comentado esto con ningún otro colega. Sospecho que la sustancia B, en la que sinteticé dietilamida de ácido lisérgico con una singular sustancia extraída de un arbusto que sólo crece en lo más profundo de la selva amazónica, puede tener efectos más impredecibles en los sujetos humanos. Si en el caso de un babuino pudo incrementar la capacidad neuronal en el área de Broca, ¿cual sería la respuesta que obtendríamos tras la prueba con un hombre?
En mis delirios más profundos, imagino que soy yo quien se inyecta la sustancia B. Me la inyecto en varias partes de mi cuerpo. En la médula espinal, en el pene, en mis manos, etc. Sueño que todo mi cuerpo habla y que ese lenguaje es el lenguaje de la carne. En mi cuerpo se abren miles de bocas como las de Smithy el babuino, anaranjadas, seductoras, dispuestas a beber de todos los cálices, dispuestas a devorar cualquier manjar. Ese idioma proteínico, muscular... esa jerga de sudores e irritaciones y pústulas y heridas sangrantes... sueño con que hablaré con mis hermanos primigenios en la cueva perdida de nuestro origen, sueño que hablo con las primeras células que vagaban perdidas en el océano salvaje de lo no- físico, de los especular, de lo vago y lo indefinible...



Sí, denunciaré a Karl y lo someteré a La Prueba. Él me contará lo que ve. Luego lo violaré, le arrancaré a arremetidas sus últimas palabras, taladraré su cuerpo exhausto hasta la confesión. Luego lo ejecutaré.

Francisco Ortiz dijo...

Como hacía tiempo que no venía por aquí a dejar un comentario, permítame expresarle mi admiración por su buen tono en los escritos, por su buena visión.

Scotty dijo...

Muy interesante crítica. No conocía este estupendo blog.

Yo tambien hablo de Cisne negro, quezás en un tono menos analítico. La película, a mi, no me convenció del todo.

Un cordial saludo.

Nos leemos...

Anónimo dijo...

Sí: Black Swan tiene discurso: maniqueo
y tiene estilo: el de los videoclips de la MTV.

Un poco de seriedad, por favor.
Vea usted a bergman, a tarkovski, a waida. Cure sus lagunas.

Sidhe dijo...

A lo dicho sólo añadiría que está más cerca de Show Girls que de Perfect blue ( y esto no es lanzarse al pisto jajaja)

Anónimo dijo...

El adjetibo "bizarro" está mal utilizado. Impropio de alguien que critica literatura.

Cristian Rodríguez dijo...

Ay madre, no! ¿Clase de dirección brillantísima? Pfff. Bueno, me rindo, es que directamente no puedo con las películas que carecen de puesta en escena...