Thomas Pynchon regresa en Diciembre. La información del inquilino esquivo más célebre de Manhattan (con permiso del papá de los Glass) la ha dado el L.A. Times y yo me entero gracias a los corresponsales, benditos colegas de Benny Profane, así que ya saben preparen Amazon para tamaño acontecimiento (recordemos que el maestro no publica nada desde Mason & Dixon o sea , 1997). Si aún no han leído nada del posmoderno por excelencia, tal y como dicen en el blog, es conveniente empezar por la magnífica V una novela tan misteriosa, como emocionante, divertida, satírica, compleja y absolutamente genial. No se arrepentirán está narrada de una forma prodigiosa y se percibe un sentido del humor muy muy brillante y un jugueteo espaciotemporal que ya querrían muchos. Después ,si les ha gustado, lean La caza del carnero salvaje de Murakami y entenderán muchas más cosas acerca de todo (y incluyo en este todo la historia contemporánea, o sea el siglo XX). Una de mis múltiples tareas (autoimpuestas), aunque debería decir "gozo veraniego" es leer El arco iris de la gravedad. Y ya les contaré.
El hombre del tiempo. (The weather man, 2005). D.: Gore Verbinski. G.: Steven Conrad. I.: Nicolas Cage, Michael Caine, Hope Davis, Gemmenne de la Peña, Nicholas Hoult, Michael Rispoli, Gil Bellows, Judith McConnell. Duración.: 98 minutos. Color. Gore Verbinski es un cineasta de Hollywood de ejemplar y probada eficacia, que lo mismo resuelve ingeniosas y frenéticas revisiones del slapstick animado como Un ratoncito duro de roer, productos irregulares pero entretenidos como The Mexican, patéticas adaptaciones de parques de atracciones como Piratas del Caribe o magníficos y totalmente climáticos remakes del nuevo cine nipón como The Ring.
Michael Gondry es, en cambio, un francés de gran prestigio por sus videoclips, que rueda con estrellas de Hollywood pero al margen del sistema, películas como Eternal sunshine of spotless mind, la cumbre de su cine, gracias en parte al fabuloso guión de Charlie Kaufmann, y por parte de Gondry destacan una perfecta dirección que aporta todos los recursos expresivos y visuales de su trabajo en el mundo del clip combinado con una puesta en escena que destaca por crear atmósferas tristes y tremendamente frías, creando una dirección diferente y sugerente.
Alexander Payne es en cambio una persona que lo mismo entra y lo mismo sale de Hollywood. Para financiarse sus films como director se gana la vida como guionista echando “manos” a productos completamente mainstream como Los padres de ella. Con A propósito de Schmidt y Entre Copas consolida un estilo tragicómico perfectamente conmovedor y divertido con una agudeza para mirar a sus personajes, todos ruines y en perpetua travesía existencial, admirable.
Pues bien The Weather Man parte de eso tres elementos para generar una tragicomedia alternativa asimilada por el Hollywood global de los grandes presupuestos. Los resultados, como no podían ser de otra manera, no son molestos pero completamente fallidos en su intención artística.
Verbinski pretende hacer en su retrato de un perdedor hombre del tiempo, Dave Spitz (Nicolas Cage) y su familia una fábula bastante conmovedora pero no lo logra, esencialmente porqué el guión nunca llega a desarrollar realmente bien a sus personajes, y se ocupa más de ser distante y frío a la manera de los arriba citados que de ser algo verdaderamente consistente a pesar de tocar temas así digamos "oscuros" (la pederastía, las enfermedades terminales).
No se le niega a Verbinski su capacidad para filmar con gracia algún que otro momento ayudado por un reparto más que consistente, por un lado el odiado/amado Nicolas Cage brinda una buena actuación y por el otro los siempre excelentes Michael Caine y Hope Davis. Además Hans Zimmer compone un trabajo sin coros épicos, ni tenores, ni orquestras, cuando Zimmer se pone climático siempre realiza aquellos trabajos que le dieron prestigio (y no fama). La sorpresa en la película reside en su final donde no cae a las convenciones del todo y mantiene la línea trazada al principio, sin embargo, con estas pequeñas virtudes, The Weather Man no deja de ser una comedia de grandes chubascos narrativos sin un guión que contenga ápice del talento de los otros (Payne & Taylor, por ejemplo) ni una dirección que resulte excesivamente original u innovadora, y se queda en un pasatiempo extraño y con algún momento gracioso pero en un conjunto completamente invariable y no en un sentido consciente por parte de sus autores.
David Foster Wallace Feliz cumpleaños. Tu decimotercer cumpleaños es importante. Tal vez sea tu primer día realmente público. Tu decimotercer cumpleaños es la ocasión para que la gente se dé cuenta de que te están pasando cosas importantes.
Te han estado pasando cosas durante el último medio año. Ahora tienes siete pelos en tu axila izquierda. Doce en la derecha. Espirales duras y amenazadoras de pelo negro y encrespado. Un pelo crujiente, animal. Alrededor de tus partes íntimas te han salido más pelos duros y rizados de los que puedes contar sin perderte. Y otras cosas. Tu voz es llena y rasposa y se mueve entre octavas sin previo aviso. Tu cara empieza a brillar cuando no te la lavas. Y dos semanas de dolor profundo y temible la pasada primavera hicieron que algo se te descolgara desde dentro: tu saco se ha llenado y se ha vuelto vulnerable, un articulo de lujo que tienes que proteger. Levantado y amarrado por unos suspensorios prietos que te dejan rayas rojas en las nalgas. Te ha brotado una nueva fragilidad.
Celebrity (Celebrity, 1998). G y D.: Woody Allen. I.: Kenneth Branagh, Judy Davis, Winona Ryder, Melanie Griffith, Leonardo DiCaprio, Joe Mantegna, Famke Janssen, Hank Azaria, Michael Lerner, Bebe Neurwith, Debra Messing. Duración.: 113 minutos.
Woody Allen es un cineasta que indudablemente ha conseguido crear un estilo propio e inimitable pero además logra transmitir al espectador una serie de ideas de una forma sencilla sin que dejen de ser sus películas todo un universo conectado y complejo en sí mismo.
Tengo la idea de que en los años noventa Allen alcanza su máximo esplendor artístico con varias cimas que injustamente pasan del experimento y que se iniciaron con su obra maestra Delitos y Faltas. En esa línea de comedias claramente amargas (dejando al margen la grandeza wilderiana y clásica de la increíble Balas sobre Broadway, que también podría estar en esa línea) donde cada chiste suena más triste que el anterior y llega a sus cotas de lucidez resumiendo los hallazgos de sus anteriores logros, y reinventando.
Maridos y mujeressigue la línea de sus crímenes y faltas, ampliando la película a varias perspectivas, pasando por una dirección cassavetiana, hasta por una complejidad absoluta a la hora de retratar las relaciones humanas. Porqué Allen no es otra cosa que el cronista del hombre en una sociedad contemporánea y lo hace utilizando variopintas formas si se quiere. Desmontando a Harry es una obra indudablemente maestra donde una continua y muchísimo más irreverente sucesión de gags nos (des)dibujan con maestría la figura del escritor y Celebrity es claramente una película llamada a ser Manhattan pero con una perspectiva muchísimo mejor.
Su protagonista Lee Simon es un frustrado, y está encarnado por Kenneth Branagh que trata de resultar lo máximo de alleniano posible pero no funciona en la estratosfera que si lo hace John Cusack y su rostro ingenuo, ni Jason Biggs, ni desde luego la incontrolable comicidad infinita de Will Ferrell. Imita a la perfección los tartamudeos vocales pero tampoco resulta antipático, si consigue algo que inconscientemente Woody tapiaba con dosis de simpatía y el propio realizador neoyorquino comentaba cuando rodaba Desmontando a Harry: la necesidad de buscar otro actor mejor para retratar a la perfección un personaje egoísta y que encarnado con él parece más simpático.
Nadie duda a estas alturas que Isaac Davis es un personaje caprichoso pero lo más contagioso (sin negar por ello las virtudes de Allen como actor construyendo un alter ego que evoluciona muy bien) son sus grabaciones sobre las cosas que valen la pena en la vida y consigue conectar con nosotros. La conexión que establecemos con Lee es más intelectual que de pura simpatía, Allen logra diría que inconscientemente dejar en relieve el egoísmo de su personaje, un auténtico personaje frustrado y desolado, sin recurrir a las frialdades y artificiosas distancias que empleaba Mike Nichols para retratar gente que solo piensa en si misma en Closer.
Lee Simon no se difiere en realidad de Ike Davis, tiene un trabajo que no le gusta, y se codea con la celebridad. Pero Allen usa el contrapunto para narrar la historia y nos cuenta el ascenso involuntario de su recién ex esposa Robin por puro azar, y el fracaso completo de Lee por solo pensar en sí mismo.
A través de estos dos personajes Allen conoce a la sociedad ya que como sabiamente exclama uno de sus personajes, si quieres conocer a la sociedad solo tienes que ver a quién hace célebre. Hay muchísima acidez en el destino de Robin (otra perfecta alter ego de Allen encarnada por la siempre efectiva Davis) que asegura que ha renunciado a sus principios, y se ha convertido en la persona que odiaba, pero es más feliz.
Ahí lanza Allen su sagaz observación, en las pequeñas ironías de la vida, y en el misterio de la felicidad humana. El marido de Robin, Tony, vive feliz y entregado a ella, pero su vida familiar se ha relegado a hacer favores a todos sus parientes debido a su fama. Y Lee que escribe una novela acerca del rumbo equivocado de la cultura contemporánea, dándose cuenta de ello no puede dejar de ser inseguro y de sentirse atraído por todas las musas de la celebridad (que encarnan con una singularidad inspirada Melanie Griffitih y Charlize Theron), y al final de su viaje cuando sabe que es un observador desencantado, que se ha dado cuenta de todo, su novela desaparece por los aires por culpa de su inagotable egocentrismo. Solo parece aprender al final, cuando da con alguien que es igual que él.
La maravillosa fotografía del bergmaniano Sven Nykvist nos devuelve a las mágicas perspectivas de Gordon Willis pero esta vez los paseos por el East Side son más cortos (aunque no menos inolvidables), y los encuentros siempre son efímeros. Esta fábula moral de Allen pasea un pesimismo enorme pero no gratuito ya que en Manhattan aún había un personaje maduro e inocente (aquél que encarnaba Mariel Hemingway), aquí todos parecen aquejados de toneladas de neuras y egos que admiten el fracaso de la psicoterapia. Ello no nos priva de dos gags genuinamente allenianos como las peculiares lecciones de felación o las mujeres polimorfamente perversas. Al final en la pantalla de cine vemos brillar un “Help!” de humo dibujado por un avión y en ese momento Ella Fitzgerald empieza a cantar Did I Remember. El vacío sigue ahí. Y Allen lo ha vuelto a lograr. Otra vez (más).
Acerca de la posibilidad de que google inicie sus librerías virtuales y los cambios que afectan al libro en el nuevo siglo, uno de los más lúcidos escritores de USA nos regala una reflexión que había sido una carta que envió en la última Book Expo de Washington.
John Updike "Booksellers, you are the salt of the book world. You are on the front line where, while the author cowers in his opium den, you encounter ? or "interface with," as we say now ? the rare and mysterious Americans who are willing to plunk down $25 for a book. Bookstores are lonely forts, spilling light onto the sidewalk. They civilize their neighborhoods. At my mother's side I used to visit the two stores in downtown Reading, Pa., a city then of 100,000, and I still recall their names and locations ? the Book Mart, at Sixth Street and Court, and the Berkshire News, on Fifth Street, in front of the trolley stop that would take us home to Shillington."
j. En el proyecto en linea literature-map.com te sitúan rodeado, entre otros, de Pessoa, Nabokov, DeLillo y Foster Wallace, pero el que aparece más cercano a ti es Benedetti. ¿Qué opinas de ese círculo literario? R.F. ¿Benedetti? Ughs. De Pessoa no leí nunca un libro. Me gusta tener a Nabokov cerca. Y está bien que estén DeLillo y Foster Wallace. Cheever debería estar.
Están ustedes ante otra rareza autobiográfica, y lo que es peor, ante mi regreso a la actividad bloguera. Definir los comentarios recibidos como geniales es poco, en serio, gracias por sobrevalorarme. Preguntaron hasta qué iba a estudiar. En realidad me voy a dedicar al oficio del loser, pero quiero ser un perdedor con dignidad, a la vieja escuela. Va a costar porqué es una profesión que requiere auras de miticismo.
De nuevo en los comentarios una fuente de ideas: la selectividad es la mili de las nuevas generaciones. Los dos primeros días han estado caracterizados por una singular oleada de anécdotas inacabables y mensajes encriptados :un examen de catalán dedicado a describir a Frank Rijkaard que además era el protagonista de un texto titulado Elogi de la tranquil·litat, un examen de inglés de tintes goebbelsianos con una comprensión lectora para los gypsies y redacciones acerca de ¡la minorización de las lenguas! o ... ¡la cultura catalana! Pero esperen, la traducción de latín era acerca de los efectos de un huracán, con muertos, funerales, sexo y castigos. Y no era un texto cristiano. Quizá el plato fuerte se lo tenían reservado para el tercer día. Lástma de griego que les dió por experimentar con textos bastante imposibles (de traducir). Veremos si cae suerte, señores. Y al terminar una extraña sensación de que aún no he terminado, con la rutina en el cuerpo.
Estos apuntes me aburren incluso a mi, así que para recuperar el rhytm, para dar la bienvenida al verano, les hago un pequeño greatest hits de los mejores posts en estos días (o sea una selección terriblemente subjetiva, como todo):
-Entrevista a Arcadi Espada en Letras Libres. No se la pierdan, desde luego es uno de los pocos periodistas que le da sentido al término y a la profesión en este país. Un intelectual de referencia (sigan sus Diarios, valen mucho la pena para leer algo de política sin dobles morales) que sabe hacerse las sabias (y necesarias) autocríticas.
-Hermano Cerdo: número 4. Cuarto número de la revista de Mauricio Salvador, muy recomendable, con la recién descubierta Bobbie Ann Mason al frente de la ficción. Ideal para explorar lo que no llega a traducirse y otras promesas.
Por cortesía del Señor Snoid me encuentro una muy necesaria lista de los cartoons norteamericanos prohibidos recomendable para analistas ávidos en reafirmar la (falsa) rigidez moral imperante de los USA, y demás intérpretes de la Historia y la Cultura Popular como para los que simplemente gozan (o precisamente por esos motivos) de cosas inéditas de genios como Clampett. Este fue censurado por la satírica caracterización (lo convierte en un felino) que hace el maestro de la animación del jazzman (uno de esos tipos que cuando agarraba el piano lo desplumaba con un rhytm que ya quisieran muchos de hoy en día) Fats Waller. Mi teoría es la del homenaje incomprendido por todos ya que nuestro animador tiene inequívoca simpatía por el lifestyle de sus jazzísticos gatitos.
La palabra corsarias corre el albur de despertar un recuerdo que es vagamente incómodo: el de una ya descolorida zarzuela , con sus teorías de evidentes mucamas, que hacían de piratas coreográficas en mares de notable cartón. Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia. 20 aniversario de la muerte de Borges: La Petite Claudine x2 / Página 12 "Todos los Borges
En el blog de Javier Marias encuentro un post magnífico titulado El equipo de Javier Marías. Consiste en , sencillamente, hacer un equipo de all-stars literarias, preferiblemente del siglo XX. Y como ésta no es la bitácora en la que encontarán comentarios sobre el mundial pues yo me apunto también a este peculiar juego, y añado algunos autores de finales del XX e inicios del XXI. Y les presento a mi equipo: En la portería Haruki Murakami que es el hombre más calmado ante las situaciones más peligrosas. Yo lo alternaría con Raymond Carver, uno de sus maestros, que en su minimalismo se percibe la frialdad y efectividad que tiene un buen portero.
Defensas. Sin duda alguna F. Scott Fitzgerald en el lateral derecho dando una elegancia increíble al juego. En el centro pondría a Raymond Chandler, un tipo muy listo con las defensas y con un as en la manga. Y al lado de él, no podía ser de otra manera, Ernest Hemingway.
Lateral izquierdo un enfant terrible en toda regla: Michel Houellebecq, problemático pero muy bueno golpeando (sin ser el mejor, ojo).
Centro del campo: pondría a prácticamente los grandes narradores judeoamericanos por esa capacidad de avance sin perder el ritmo y de crear nuevas perspectivas. El epicentro sería el nuevo periodista Norman Mailer que vendría respaldado por dos contemporáneos, por tal de asegurar cohesión de juego, John Updike y Saul Bellow (que, además, es el gran maestro de los dos citados en cuanto a técnica)
Delanteros. El siempre extraño Jorge Luis Borges que crearía estrategias indefinibles para el enemigo, Thomas Pynchon, que nadie sabría quien es y formaría un gran equipo al lado de Borges ya que lo posee todo, y Don DeLillo que marcaría unos elaboradísimos y perfectos golazos.
En el banquillo: Cambiaríamos a Pynchon por Julio Cortázar (para dar un sabor más argentino al juego). Para respaldar más: cambiaríamos a Fitzgerald por Dashiell Hammett y después a Hemingway por James Ellroy que reparte muchs pases rápidos, veloces, y siempre peligrosos. Al goleador nato DeLillo lo sustituiríamos por John Cheever ,que siempre sorprende con una jugada final extraordinaria (literalmente). A Houellebecq lo cambiaríamos en la segunda parte, porqué se desgasta enseguida, por el muchísimo más agresivo y frenético Chuck Palahniuk (que tiene un potencial ilimitado si se le saca en el tiempo adecuado).
Y ahora espero que sean ustedes los siguientes en formularme sus propios equipos. Y pueden inspirarse con este juego del mundial mientras me dictan su propia e intransferible selección literaria.
"Es cierto incluso, para los mejores de entre nosotros, que si un observador nos sorprendiera subiéndonos a un tren en una estación intermedia ; si reparara en nuestros rostros, privados por el nerviosismo de su aplomo habitual ; si valorara nuestro equipaje, nuestra ropa, y mirara or la ventanilla para ver quién nos ha llevado en coche hasta la estación ; si escuchara las palabras ásperas o tiernas que decimos en el caso de que nos acompañe nuestra familia, o si se fijara en la manera que tenemos de colocar la maleta en el portaequipajes, de comprobar en qué sitio hemos guardado la cartera y el llavero, y de limpiarnos el sudor que nos cae por la nuca; si pudiera juzgar acertadamente sobre el engreimiento, la desconfianza o la tristeza con que nos instalamos, obtendría un panorma de nuestras vidas más amplio del que la mayoría hubiese querido proporcionarle. " John Cheever, Relatos (1)
Los Renegados del Diablo. (The Devil's Rejects, 2005). G y D.: Rob Zombie. I.: Sid Haig, Bill Moseley, Sherri Moon, William Forsythe, Leslie Easterbrook, Danny Trejo, Ken Foree, Matthew McGrory, Geoffrey Lewis. Duración.: 109 minutos. Color.
¿Qué debe ser una secuela? En principio (y esto no es ninguna norma, simplemente una vaga apreciación personal) ya no tiene demasiado sentido que sea una continuación formal de la anterior. De hecho tiene que ser una subversión formal y temática a la primera entrega. Y esto pasa en las mejores secuelas. El imperio contrataaca es gélida, oscura y triste y es el perfeco contrapunto a su alegre primera entrega. El padrino II supone el final de los gángsters honestos y de la familia unida, es la desintegración total de los pilares que sostenían la primera entrega.
Así Los renegados del Diablo gana por mucho a su primera entrega, que ya admiré, y no por ser excesiva, ni por ser hiperbólica (como Terminator II ) sino porque borra completamente del mapa la concepción del Bien y del Mal. Cambia el esquema y cambian los referentes. La película opta por ambientarse en el pleno día y lo que antes eran los clásicos de Hooper y Craven ahora son la segunda entrega de la Matanza de Texas de la que toma prácticamente todo su esquema conceptual y argumental.
Max Renn ya citaba en su crítica a Peckimpah, pero no solo él nos viene a la mente cuando vemos esta cinta, sino también el mejor de sus díscipulos, Walter Hill del que Zombie codifica su mejor ritmo para la violencia en los tiroteos. El acento posmoderno en esta cinta es total (pero ya conocemos a las críticas y Rob Zombie nunca sonó igual que Quentin Tarantino) y no es que sea un pastiche de géneros, es que prácticamente es imposible definirla (en el mejor de los sentidos) y ahí radica su acierto. No es una cinta de terror, pero tampoco una road movie al uso, ni siquiera un western psicótico, es un puro viaje a la América Profunda de los años setenta.
El antagonista perfecto de la familia es el sheriff Wydell (espléndido y enorme William Forsythe) un hombre dispuesto a ser el brazo justiciero de Dios, que parece salido de Quiero la cabeza de Alfredo García, y es tan psicótico como la família Firefly. Y es entonces cuando Zombie se toma el lujo de pintar a Wydell completamente aberrante y psicótico, y ver a los psicopátas rurales convertidos en una família unida y perseguida.
Zombie dirige como nadie, su dirección esta llena de ESTILO (con mayúsculas) y frenética traslaciones visuales setenteras, y una de las mejores bandas sonoras que he escuchado en muchísimo tiempo ( tienen algo de ello arriba) con lo mejor de los setenta: empezando por los sudorosos sonidos del mejor rock sureño (ahí están los Lynyrd y los Allman que abren y cierran el film, respectivamente), los tristes blues de medianoche (la imprescindible presenta de Otis Rush, basta con escucharlo para saber vendió su alma al Diablo), y el más desatado sound del country demoníaco (las elegíacas baladas de Terry Reid) que apoyan perfectamente las peripecias de la prole de Spaulding. Y claro, si a esto sumamos que excepto Karen Black, repite el mismo reparto de la primera entrega (y la pasión fetichista de Zombie por filmar de arriba a abajo el cuerpo de su esposa y contagiarlo al espectador) pero sumemos a Danny Trejo, Matthew McGrory y .... Ken Foree. Además el nombre de origen marxista (de Groucho, no de Karl) se resuelve con una bromita de Zombie a costa de los críticos de cine con la aparición de uno que no se priva de hacer mención a la filmografía más oculta del autor de Memorias de un amante sarnoso. La cosa no termina aquí porqué no sólo es una fiesta para cualquier aficionado al género de terror sino que es una de las mejores cintas de la década dónde cada uno de sus excesos es harmónico y nos regala las mejores y más perversas secuencias que tenemos, y se permite el lujo de convertir en héroes a su família que se despide al ritmo de Free Bird de Lynyrd Skynyrd.
Ya hablaba de esto en Marzo. Habrá que darle la razón a Michel Foucault cuando afirmaba tan sabio aquello de Saber es poder. Pues miren que la Petite Claudine nos deja en su estupendo post un pequeño resumen de lo acontecido a través de Abadía Digital: "Después de un intenso debate que se ha extendido durante horas, la Cámara de Representantes estadounidense ha decidido rechazar el concepto de neutralidad de la Red, vigente desde el mismo nacimiento de Internet y que establece que todos los sitios deben ser tratados de igual manera por las compañías de telecomunicaciones que suministran el acceso a la Red. A instancia de grandes corporaciones como Verizon o AT&T, los congresistas norteamericanos han tirado por la calle de en medio y han dado vía libre a una legislación con la que estas compañías tendrán el camino libre para construir una Internet de 2 velocidades: la rápida, que sólo estará disponible para quienes puedan pagar las tasas que impongan, y la más lenta, que será para todos los demás."
Y hete aquí algunos comentarios breves sobre películas que he ido viendo estos días que tampoco dan demasiado para rellenar todo un post " a conciencia". O quizá si pero en un futuro. Empiezo con Jóvenes Prodigiosos,si en su día hice la crítica, pero ganó enteros en su revisión. La empatía con los personajes fue mucho mayor y comprendi mejor la historia. Y además tenemos al mejor Michael Douglas acompañado de un inmenso reparto donde sobresale también el cameo de James Ellroy. Sin duda alguna una cinta rodada de una forma espléndida. A reivindiciar desde ya por su sentido crepuscular perfectamente presente en la banda sonora y porqué Hanson supo encadenarla de otra magnífica adaptación literaria, y esto lo digo sin haber leído a los autores de origen (aunque si otras obras de esos mismos autores). Sea como sea una cinta inolvidable y un pequeño clásico. Por accidente ví Deepwater creyendo que se trataría de la última película de JJ Abrams. Bromas del Peer To Peer. Desconocida cinta dirigida por el desconocido David S. Marfield y protagonizada por Lucas Black, Peter Coyote y Mia Maestro, estrenada el pasado año en USA y estrenada aquí recientemente de "tapadillo". El punto de partida tiene un puntillo interesante a lo John Dahl en su atmosfera (la presentación de los personajes se torna arquetípicamente, en la mejor tradición del noir) pero rápidamente se torna una fácil paletada con una dirección muy impostada y un guión harto previsible: estoy harto de los presuntos giros finales acerca de la naturaleza de su protagonista. La cinta merece continuar en su glorioso anonimato.
Otra que vi por desconectar completamente de productos profundos y esperar un entretenimiento digno fue la muy decepcionante Hostagede Florent Siri. Protagonizada por Bruce Willis tiene un inicio canónico (en el mejor sentido de la palabra) y propio del género de acción. Rápidamente hacen la aparición un insoportable niño emulando a John McClane y el espíritu de los ochenta desaparece por completo hasta llegar a un último cuarto de hora completamente rídiculo donde el espectador observa a Ben Foster desatado imitando a El Cuervo entre llamas (si es que acaso hizo otra cosa en el metraje restante). Ojo a los títulos de crédito, al sentido rítmico y ágil (que recuerda precisamente a este cine de acción ochentero de McTiernan) y la puesta en escena de Siri, y al ya consagrado Alexandre Desplat componiendo un soundtrack climático perfecto.
Después rescaté para curar los males sabores de boca un pequeño clásico de John Carpenter, La Niebla una cinta muy poco recordada dentro de la filmografía de su director, estrenada en 1979 y que supo componer un retrato de terror lleno además de sus simpáticas referencias (ya saben, personajes llamados Nick Castle y Dan O'Bannon). La atmósfera que se respira en Antonio Bay es fantasmagórica (en el sentido más Poe del término) y la introducción de John Houseman es inolvidable y encima tenemos a dos musas carpenterianas de pro de protagonistas (¡Jamie Lee Curits y Adrienne Barbeau!) . Muy recomendable para descubrir a un Carpenter climático y olvidar el remake que ni he visto ni tengo intención de ver, el trailer ya es suficiente. Y ya el trailer del film original tiene muchas mejores virtudes entre ellas un encanto inigualable.
El Pecho de Philip Roth es una pequeñísima novela (novela corta, relato largo) para leer en una tarde entre divertido y a la vez turbado. La novela se escribió en los setenta pero ahora Mondadori la reedita. Es el cuento de una experiencia kafkiana.: Dave Kepesh, profesor universitario tiene un pequeño problema en el pene. Su glande se le vuelve terriblemente rosado. Y al cabo de unos días despierta convertido en un enorme pecho femenino.
A partir de aquí Roth toma como telón de fondo la sociedad norteamericana de los años setenta y empieza a observar con agudeza la relatividad en las relaciones sexuales... Y más sorpresas que se llevarán si leen esta magnífica y pequeña novela que contiene también dos pequeños chistes literarios sobre Los viajes de Gulliverde Jonathan Swift yLa metamorfosis de, claro, Kafka.
En Retiario descubro uno de los tebeos online más sorprendentes y por lo que comentan con clara vocación literaria. Shooting Warnos cuenta la aventura de Jimmy Burns , un blogger de grandísimo éxito, que cuando ve volar por los aires su apartamento de Brooklyn pasa a trabajar para una macroempresa de medios de comunicación como corresponsal en un Irak enloquecido y empieza a comprobar el caos: desde los propios medios que "crean" la noticia de perpetuo pánico social hasta la publicidad omnipresente y condicionadora. El año en que se sitúa la acción es un pasadomañana, un 2011 que a todos nos va a resultar horriblemente familiar.
La Profecía. (The Omen, 2006). D.: John Moore. G.: David Seltzer. I.: Liev Schreiber, Julia Stiles, Seamus Davey-Fitzpatrick, David Thewlis, Mia Farrow, Michael Gambon, Pete Postlhewhaite. Duración.: 110 minutos. Color.
"El mejor truco del diablo fue hacer creer al mundo que no existía" Keyser Sozé (o eso creo).
Y a las seis de la tarde porqué nos apetecía muchísimo jugar a las leyendas urbanas, mis amigos y yo nos sentamos en una sala de un vacío multicine de ¡6 letras! (C-I-N-E-S-A ; y esto no es publicidad ya que ir a un cine pequeñito, de nombre cinéfilo como Lumiére siempre es infinitamente mejor) en la ,obviamente, sala 6. Y surge el tema claro. El jueguecito de las anécdotas. Que si John Richardson (de esto nos hemos enterado por 20 Minutos) el técnico de efectos especiales de la película antigua (estrenada hace treinta años) murió un viernes 13, en el kilometro 66,6. Y claro salta la típica, la clásica: la niña de Poltergeist. En su día mis amigos y yo investigamos el caso de 3 solteros y un biberón (sí, el remake norteamericano). Resultó ser un decorado. ¿Saben lo díficil que resulta volver a ver ENTERA toda la película por esa escena? Pues nada, lo paranormal se toma sus facturas, aunque sea un engaño.
Después yo sentado en la butaca espero al menos que no me desmerezcan al Diablo. ¿El motivo? El Diablo en el cine contemporáneo norteamericano ha desarrollado un rostro inequívocamente gangsteril. Gabriel Byrne, Al Pacino, Harvey Keitel, Robert DeNiro....Y ya que regresa, aunque sea el anticristo (ustedes disculpen pero yo de mitología satánica....) que lo haga por lo grande. Pues nada, el pequeño Seamus Davey-Fitzpatrick puede estar contento.
Sympathy for the Devil La gran noticia de hoy es que Rob Zombie dirigirá el remake de Halloween. Y eso es lo mejor que le podía pasar al clásico de John Carpenter. ¿Qué le ocurrió al clásico de Richard Donner? Yo creo que una mezcla bastante ágil y hasta transparente de publicidad (yo he picado), honestidad y comercialidad pura y dura. Publicidad por el día en que la estrenan. La sala no estaba vacía. Ya saben. ¿Honestidad? Me cuesta poco a los de la Fox suspirando que ya que no pueden tener a Harvey Stephens (el muy maldito nos hizo maldecirle al ver la original, aunque fuese en DVD) pues si que van a usar el guión original. ¿El resultado? El azar vuelve a querer que Pete Posthlewhaite sea el actor fetiche de los remakes clónicos. Y que la falta de riesgo se tome un pequeño juicio acerca de lo estúpidos que creen que somos en Hollywood. Yo creo que por esos despachos de la Fox suena mal la palabra sutilidad. No sé, quizá dobles lecturas. O no estaría nada mal inteligente alegoría social. Nada de nada, sino salen unos curas del Vaticano diciendo que el Mal se acerca porqué el 11S y el Katrina son una señal. ¡Toma ya! ¡Venga! Desde luego no se puede ser más oportuno pero me gustan más las imágenes subliminales del clásico de Zack Snyder. Me siento mejor al descifrarlas a ritmo de Johnny Cash.
Efectivamente la fotocipiadora ha funcionado muy bien, han añadido la cámara en mano, y nos han hecho olvidar al actor trash más genial de la historia: ¡David Warner! (¡si! ¡Perros de Paja y una filmografía que es un pozo sin fondo de los productos más genuinos y delirantes del fantastique de los setenta y ochenta) El precio a pagar es una nueva humillación de actores británico que antaño pertenecieron a la qualite, a las películas de Ivory y Merchant: ¡David Thewlis! ¡Michael Gambon! Es una experiencia única ver a Michael Gambon en papeles cada día más delirantes. Y lo de Thewlis, desde La Isla del doctor Moreau (la del 95 claro) es el número uno en bordar papeles histriónicos y semirídiculos.
En resumidas cuentas este producto está muy bien fotocopiado, y la fórmula aún se sostiene. Todo es muy correcto, y destaca la incorporación de Mia Farrow en un papel que esconde una bromita sarcástica a costa de la actriz y su pasado polémico en su interior ¿diabólica casualidad? Damien juzgará. Ellos solos, y los trucos modernos ayudan a proporcionar nuevos sustos al espectador. Ahora, sería interesante que en sus remakes Hollywood explorara nuevos caminos. Quizá es una fase más pero este remake está modernizado y algo más edulcorado. Pero lo dicho, bien copiado. La nueva aparición del Maligno se suple bien, aunque uno se lamenta que el clímax final sea tan acelerado y repentino. Pero en los créditos finales vuelve a sonar el Ave Satani, y sabemos que el guionista ha evitado caer en el pecado, en la tentación de travestir de felicidad impostada porqué los tiempos son convulsos (aunque de eso ya nos habíamos dado cuenta, gracias) . Y bueno se echa de menos alguna broma cínica a costa del Diablo, en una película que nace con vocación de entretener y poca cosa más, sin ofrecer demasiado clima y optando por el esquema tradicional del susto, y se pierden muchas de las virtudes del original, como la emoción de la odisea detectivesca, y el entrañable actor citado ahí arriba pero al menos eso se logra olvidar. Se merece una crítica tan poco seria como lo es ella en el fondo: un calco al carbón hecha por alguien que no sabe dibujar, pero si copiar. Y ahí, haciendo trampas y engañando a las nuevas generaciones que no saben absolutamente nada del original (quizá se enteren por los extras de la futura edición especial) y creen que ese dibujo es más que digno, y hasta inusual. Solo espero que la broma no se repita con las secuelas, porqué ya en su formato original las secuelas no tenían ápice de gracia y Moore pasaría de ser un diablillo inofensivo a un auténtico bobo.
En estas apocalípticas fechas (esta noche les cuento mis impresiones acerca del remake de marras) nos sorprende el nuevo trailer de Scoop la nueva comedia de Woody Allen muy en la línea de Misterioso Asesinato en Manhattan. Y al lado del judío neoyorquino (que retoma su rol de actor) vuelve a estar Scarlett Johansson y además Hugh Jackman e Ian McShane, además del paisaje de Londres.
A todos aquellos que vemos en Los cronocrímenesla nueva esperanza en cuanto a "no es el típico debut" tenemos una cita obligada con su autor Nacho Vigalondo y su reflexión sobre (creo yo) el paso del tiempo. A modo de promoción podemos decir que esto nos va a dar claves bajo un eslogan de "esto si es significativo", pero el caso es que vale la pena comprobar una vez más como rara vez la ciencia ficción se dedica verdaderamente a hablarnos de otra cosa que no sea el presente. Y como ando estos días haciendo secuelas de posts, ahora recupero aquella lista (que a su vez era refrito de otros posts de otros blogs) de la mejor obra de ficción norteamericana en los últimos veinticinco años.
Sin embargo sobre el hecho Portnoy lanza una interesante reflexión y cita la situación geográfica de Auster, que se encuentra en Portugal rodando The inner life of Martin Frost, hecho nada casual. No quiero que se me interprete como una clásica crítica facilona al premiado. Lo absurdo me parece (y esto se confirma año tras año) otorgar premios literarios a autores tan dispares. Este año competían Auster, Antonio Lobo Antunes y Philip Roth entre otros. Es odioso comparar a estos autores entre sí, y apenas comparten algo en común en su temática, y sólo hay una coincidencia geográfica (en los norteamericanos ahí citados).
El Código Da Vinci , el superventas que he leído por gentileza de un amigo en apenas dos días, tiene que ser descifrado en el argot de los videojuegos para entender algo de su mensaje. En términos de dicho argot, se denomina casual al tipo de jugador que juega "muy de vez en cuando" y no tiene en su librería (digital o no) las correspondientes noticias acerca de videojuegos. En definitiva la gran mayoría de no seguidores. La novela deDan Brown se inscribe pues en la correspondencia destinada a gente que rara vez coge un libro. Pero es algo exagerado. Así formular críticas literarias sobre el libro de Brown es como ponerse a hablar de champagne en un McDonald's. Vamos que esto no es serio porqué la novela es un producto industrial, y dentro de las novelas populares no brilla por luz propia.
Resulta muy simpática por un motivo: lo estúpida y absurda que es. Se toma Brown unos hallazgos estílisticos impresionantes. Creánme describir a las Tullerias parisinas como el equivalente al Central Park neoyorquino no tiene precio y anuncia el rigor intelectual de la novela de Brown: menos uno. Pero el lector habitual (o sea yo) se lo pasa pipa observando como le cuentan en formato de compleja trama un cuento detectivesco de una forma alarmantemente simple. En definitiva que cualquiera puede acercarse al libro porqué no puede resultar más sencillo.
Como exponente de novela popular pues la verdad es que no destaca pero entretiene exageradamente y hace pasar de página al más vago. El único gag destacable es El Enigma Sagrado el best seller de los años ochenta, donde según Leigh Teabing hay aspectos criticables, pero tiene una premisa muy buena. Ahí Brown hace su bromita autoconsciente para regocijo de los lectores más avanzados que vean el mensaje cifrado en formato de inteligente autocrítica y es que ni él mismo se toma muy en serio ¿Y han visto sus personajes? Creo que si algo es Brown es que cumple como un McDonald's: todos sabemos lo que vamos a comer. Y los personajes de esta novela son arquetipos. Esta sir Leigh Teabing un sir "en los tiempos de Elton John" (¿será Brown el incomprendido novelista de un lenguaje poéitco y pop?) que es el perfecto estereotipo inglés con su sentido del humor, Robert Langdon el "chico de Harvard" (¡!) , Sophie Neveu a la que sólo le falta decir Pagí para que nos enteremos que es la parisina guapetona, y Bezu Fache el duro e impertinente inspector francés. En definitiva la única molestia es que comparen esta novela con la de Ruiz Zafón cuando temáticamente no tienen absolutamente nada que ver. Si quieren ver comparaciones nada odiosas, sigan a Fresán.
De la adaptación cinematográfica podría hablarles, sino fuera porqué me dormí a los veinte minutos y porqué decididamente Ron Howard no sabe distinguir entre lo que es adaptar a Dan Brown y adaptar literatura, y le da por poner grandilocuencia en su puesta en escena. En definitiva que se toma en serio su material de partida. Grave errror. Acierta solo en sus secundarios: Paul Bettany ; Ian McKellen (el mejor y con diferencia) y Alfred Molina. Su error histórico se deja entrever en sus dos protagonistas. Me consta que los que la vieron entera también sufrieron el mortal ataque de aburrimiento. El mejor final es el que se le da en el show de David Letterman.
Kiss Kiss Bang Bang (Kiss Kiss, Bang Bang, 2005) G y D.: Shane Black. I.: Robert Downey Jr., Val Kilmer, Michelle Monaghan, Corbin Bernsen, Shannyn Sossamon. Duración.: 98 minutos. Color.
Una de las grandes aportaciones del noir es subvertir el rol de policías buenos y delincuentes malos, evitando así que la acción se convierte a una actualización perezosa del clásico duelo del bien y del mal de tonos épicos. Precisamente esto supone una profunda lapidación del cine de acción (que no deja de ser un género que se revela subgénero, entre el cine negro y el neo-western) por su contenido simplista y su intención ideológica descarada.
Algún tufillo así tiene la perfecta Arma Letal y yo lo asocio más a Mel Gibson, que a Shane Black, el estupendo guionista que supo empezar a transformar al cine de acción en un natural espectáculo paródico y darle consciencia a la ficción, dotándole de un sentido del humor impresionante, y acercándolo a los ambientes de la pulp fiction, antes que Quentin Tarantino.
La primera y sutil parodia elaborada por Black fue incomprendida por miles de críticos, y la dirigió un inspirado Tony Scott (lo más cercano a su mejor película). El útltimo Boy Scout es uno de los films más inteligentes que hay, y hasta que no vimos las siglas QT nadie empezó a hablar de posmodernismo cinematográfico. El siguiente guión de Black, El último gran héroe es la completa parodia y a la vez homenaje a todo el cine dominante de los ochenta (el cine del que Black fue partícipe), un inteligente ejercicio metacinematográfico con el mejor Arnold Schwarzennegger y su mítico Grave Error.
Y ahora llega su debut como director, y podemos decir que la película es una relectura de los dos títulos ahí arriba citados, pasados por el turmix de lo excesivo. Y de nuevo esconde sus homenajes bajo la incomprendida seña de parodia: como parodia (sea más o menos inteligente) entiendo yo una ridiculización, y lo que hace Black es muy similar en intenciones, tal y como señala un buen amigo mío, a los hermanos Coen con su El gran Lebowski. Es decir, subvierte el género, y lo interpreta completamente a su manera, dándole nuevos reversos a los arquetipos del género. Veamos Black adapta su clásico esquema de buddy movie imposible que lleva practicando casi siempre en sus guiones, pero esta vez ya no se trata de contrastarlo, ni siquiera de parodiarlo, sino de destruir cualquier atisbo de lo que entendemos por un tipo duro. En los tiempos que corren, el protagonista es un ladrón de poca monta de Nueva York, confundido por un actor, y su compañero su asesor, un detective homosexual llamado “Gay” Perry. Y esto es solo el principio.
La película recupera todos los elementos clásicos del género pero para después ofrecer una inusual actualización: la nocturnidad, las femmes fatales, los casos diferentes que terminan unidos, voz en off del protagonista, Los Ángeles… Y todo ello tamizado bajo la capa posmoderna típica de Black: una subtrama relacionada con baratas novelas pulp de un tal Johnny Gossamer (un Philip Marlowe al uso) y un montón de sarcasmos acerca de la meca del Cine, el narrador mismo juzga la película con jocosos comentarios que no tienen desperdicio (Tranquilos, esta película no tiene 17 finales como el señor de los Anillos).
En este sentido la película tiene una pequeña relectura autobiográfica acerca de la experiencia de Black (célebre también por sus sueldos millonarios por sus guiones y sus famosas fiestas interminables) cuando al inicio vemos a Harry Lockhart en una fiesta en Los Ángeles observando descreído. Este entrañable perdedor podría ser perfectamente un alter ego del director… que además lleva el guión más allá. La película fragmentada en capítulos que llevan el título de novelas de Raymond Chandler tienen en esta referencia su propia naturaleza: lo que es por encima de todo esta película (además de su título) es una perfecta adaptación de la tristeza chandleriana a los tiempos que corren, y sin ceder al happy ending facilón. Eso y Chook Chutley y una peculiar partida a la ruleta rusa hacen el resto para esta película DE CULTO. Porqué es triste en su fondo, pero no se preocupen, son 90 minutos frenéticos, embarullados, de chicas y disparos, y frases lapidarias inolvidables con Downey Jr. y Kilmer en continuo estado de gracia, y el descubrimiento de ella, Michelle Monaghan. Y es que estamos ante el último clásico moderno del neo noir (y uno de los debuts mejor camuflados y más inesperados del cine reciente)
Y aquí abajo pueden conocer al autor de La dalia negra, con una pequeña introducción a él, de él.
James Ellroy Soy de L. A. Mis padres me trajeron al mundo en un lugar excelente. Aterricé en el hospital del que despegó Bobby Kennedy. Mi madre odiaba a los católicos y le gustaban los hombres despiadados. Bobby K. le habría provocado sentimientos contradictorios.Yo veía L. A. con ojos de nativo. Crecí allí. Tamicé datos y los transfiguré al estilo de los chicos. Se trataba de morbos diversos. La corrupción y la obsesión eran sus hilos conductores. Mi métier fue el noir infantil. Viví en el epicentro del film noir durante la época del film noir. Desarrollé mi propia cepa de morbo raro. Era puro L. A. Hacia 1950 mi padre trabajaba para Rita Hayworth. Decía que se la cogía. Mi madre cuidaba a astros de cine borrachos. Mi padre era perezoso.