Los cada vez más funestos blogs de cine dan una sorpresa: Fagiafilia. Es muy probable que necesiten tan poco tiempo como yo actualizaciones para ser señalados como referentes, así que de momento me conformo con decir que es el blog de cine mejor amueblado que me he encontrado desde tiempos inmemoriales.
3 comentarios:
No suelo comentarle porque es usted jodidamente lúcido y elocuente. Una vez superado el trance del primer comentario y preso aún del terror a elogiar sin peloteos decirle que tendré que fiarme de usted. Lo poco que he leído de esta gente pinta muy bien, veo algo de influencia palaciega, y eso siempre es bueno. Fíjese que Palacios ha dicho verdades como arietes sin aparcar la ironía y la postura de espectador entregado, y sólo por eso Fagiafilia y su delicioso subtítulo ya me han puesto feliz y ñoñete. Y todo por eso que señala, que la mayoría de blogs de cine son chungos y tóxicos. El mío también, qué coño.
Un saludo.
Ay, no sé qué pensar de los halagos. Son tantos y tan bonitos, que uno se inclina por un simple gracias, es un placer.
De Palacios ya hemos hablado aquí (y bien), le hemos citado en sus textos más memorables (su temprana reseña de New York Bajo El Terror de los Zombie en Goremania que luego fue convertida en ensayote en un libro de horror italiano que a buenas horas no recuerdo). Pero, le incito al debate que veo que es usted muy ávido de notar las virtudes de JP, le insto a notar digamos sus contrapartidas, en la actualidad:
http://tinyurl.com/2kshk8
Fíjese que lo que me interesa es lo significativo que resulta cada uno en sus juicios. Palacios, recordemos, fue el primer que apagó el incendio de la rescatable Independence Day (Doctor Zito si estás leyendo esto sabes a qué me refiero y no me vendría mal tu intervención, nunca viene mal pero sí, es una excusa para el regreso a la parroquia) cuando era blockbuster sociológico y, no menos certero, el desastre que fue Godzilla. 10.000 puede entretener más o menos (ahí creo que si entramos debe ser en una distancia prudencial en la que podamos argumentar los ritmos, y demás, que están presentes en TODO el cine), pero ahora uno habla de una serie de presencias más o menos inequívocas en el cine de Emmerich (la influencia egipcia, el Kitsch, todas ellas en goremania 2 mejor explicadas que el resumen que pueda dar aquí) pero el segundo habla de validez o incluso revalidez del discurso. No es mi intención llevar este duelo a lo dialéctico, porque Palacios ya no es tan prolífico como fuera en los Noventa y el mismo Costa lo ha señalado en multitiud de entrevistas como un pionero, pero sí que me gusta dejar claro un crítico que no sólo ha dicho verdades, sino que las sigue diciendo.
Ay, es que Costa comparte mi podio privado con Palacios. El factor Fantastic Magazine por supuesto que tiene mucho que ver en ello; en la liga del Fantastic juegan y han jugado pocos, la Xtreme me engancha por lo mismo. Una pena que no se hagan más revistas como estas.
Por lo dicho, y aún a riesgo de parecer impersonal, ante el criterio (porque estos tipos tienen criterio) de Costa o Palacios me es imposible tomar partido. Les entiendo muy bien a ambos, y ahí donde uno descuida el rigor o cierto detalle ahí está el otro complementándole.
Pero dentro de ello diría que JP transmite una suerte de inocencia, que no ingenuidad. Planta manifiesto sin dejar de desnudar su formación como espectador, cosa que me derrite por su honestidad. Es una actitud muy rara de ver en periodistas asentados.
De Costa diría algo muy parecido, y ése es el motivo por el que comulgo con la mayoría de sus textos ('300' al margen): equilibrio entre la distancia irónica y el rigor analítico. Ambos educan y entretienen.
Y ya acabando...
Emmerich es un tipo que visto a través de JP se antoja incluso subversivo... Palacios no comenta en esta ocasión el antiguo paralelismo entre Spielberg y Emmerch, pero ahí está Costa aportando el dato. Deberían formar tándem como Roger Ebert y el otro; ahora no me pregunte cómo se llamaba. El caso es que copresentaban un programa donde en tono distendido y buenrrollista discutían los estrenos de la semana. Y buenrrollista no quita que el uno dinamitara la apelación del otro, ahí residía el encanto.
A ver cuándo se atreven a producir por aquí algo en esa línea.
Publicar un comentario