domingo, enero 15, 2006

COTTON CLUB.: ¡Crazy Rhytm!

Cotton Club
(The Cotton Club, 1984)
D.: Francis Ford Coppola.
G.: William Kennedy, Francis Ford Coppola y Mario Puzo.
I.: Richard Gere, Diane Lane, Gregory Hines, James Remar, Lonette McKee, Nicolas Cage, Allen Garfield, Fred Gwynne, Bob Hoskins, Tom Waits, Laurence Fishburne, Marvin Hines.
Duración.: 124 minutos.

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Coppola aceptó un encargo que no parecía serlo, auspiciado por el productor Robert Evans, Sylvio Tabet y el habitual suyo Fred Roos. Contando con William Kennedy, y la obvia (y fina) mano del "conseglieri" Mario Puzo, Coppola lo bordó. Demostró que él, seguía siendo uno de los más grandes cineastas, dotado de un talento imaprable, y que el fracaso de Corazonada no había logrado apaciguar. Y es que La ley de la calle es tambien otro film muy notable.

Aunque para mí reposa en este film la mas sabia de las perfecciones, como bien han dicho en otros blogs con reseña reciente, como el imprescindible Cine con Jazz. Efectivamente, Cotton Club es un film que no encuentra pegas para el que suscribe, y que siempre se ha sentido realmente fascinado por toda la mitología de la época que revive a la perfección, sin caer en relecturas falaces.

Primero quiero señalar lo que para mí es la verdadera noción del palabro del que hacemos demasiado uso al ver las supreproducciones. "Espectacular". Habitualmente esto se asocia a la exhibición de efectos visuales, y así tenemos una pequeña virtud del film. "Es espectacular". Realmente procuro acuñarlo, cuando la espectacularidad trasciende mas allá. Si bien lo suelo pronunciar al ver una perfecta puesta en escena harmónica con los otros elementos técnicos del film (música, vestuario, efectos) pues es fácil decirlo. Pero es que si además la historia, la narración y exposición, van concordes, puedo decirles que este es uno de los films mas espectaculares que he visto. Y no resulta aparotoso. Muestra un dominio que no deja lugar a ninguna duda.

Además este el elemento personal que me hace conectar inmediatamente con el film. Primero como amante del noir más gangsteril. Segundo como Coppolófilo de pro (pero que admite su decadencia años 90). Y sobretodo como amante del jazz. Esta película es casi un regalo para un aprendiz de mitómano como yo. El Cotton Club es uno de los lugares mas fascinantes que existieron en el mundo, basicamente porque los gangsters lo usaron como tapadera de sus consabidos y oscuros trapicheos, pero además actuaron de mecenas de los más grandes músicos de jazz. Por lo tanto con este "telón de fondo" tan musical, y está historia tan apasionante, he caído rendido ante el film.

El film recrea también otra serie de situaciones y ambientes por las que siento especial debilidad. El protagonista es Dixie Dwyer, pero es muy fácil adivinar que se trata de un trasunto de Bix Beiderbecke el gran trompetista blanco (jazz me blues), que arranca cuando le salva la vida a Duch Schulz, este le convierte en su protegido, pero además en su subordinado. Paralelamente se retrata todo el ambiente del garito por el que se van a mover todos los personajes, esto es el mítico club de algodón, donde hasta los ecos llevan el sello de Duke Ellington (que hace un agradecido cameo en la película, y es que a finales de los 20 era el anfitrión afroamericano de todas las orquestras jazzísticas), y podemos gozar de sus mas significativas canciones. Allí, entre bastidores, se narra la rivalidad de Sandman Williams que sueña con ser una estrella, y su hermano de intenciones mas modestas. Parlalelamente, Dixie, inicia una relación prohibida con Vera Cicerone, la cantante que además es la "chica" del jefe, y el hermano de Dixie, empieza a hacer "trabajos" para Duch. En una encrucijada vital, Dixie conoce al dueño del legendario Cotton Club, otro importante jefe Owney Madden asociado con Frenchy.

Y así estas historias confluyen gracias a la mano prodigiosa de Coppola, el narrador mas vigoroso y dotado que ha dado el cine, además un excelente director con un gran talento para crear secuencia realmente memorables, y que como en su saga de los Corleone, demuestra lo bien que sabe aprovechar aquellos recursos que tan bien domina. Está claro que esta ocasión era presta, para que Coppola nos demostrara lo bien que se le da el montaje paralelo, de música - secuencia, al estilo operístico, y es que encima, esta mezcla de números musicales con historias gangsteriles no deja de ser una idea muy inteligente, de la que Coppola saca todo el partido posible.

Primero porque ofrece un retrato de la comunidad afroamericana de Harlem en los tiempos del club de algodon y toda la consabida represión y agresiones raciales, después además de una reconstrucción de un sitio único lo adereza con esta historia gangsteril que es para él una genesis de la sociedad americana. una reiteración del mensaje ya apuntado en su saga gangsteril mas conocida también pero que sin embargo aquí tampoco desentona en demasia.

Tambien esta como mérito el juego tan inteligente que hace Coppola, entre los tres conceptos sobre los cuales creo que se articula la cinta. El cine, el jazz y los gángsters. Entrelaciona éste trio de una forma estupenda, ya veran porqué.

Después esta la serie de fabulosos guiños que hace en su reconstrucción Coppola, en la que combina lecturas inteligentes de la historia de norteamerica, pero sin obviar esos instantes de mitomanía de los que he hablado al principio. Y es que en el film vamos a encontrar estos guiños, principalmente convertidos en cameos. Pero que cameos. Duke Ellington, y claro que sí , Cab Calloway cantando The Mooche van a dar la nota en el escenario (nunca mejor dicho). Y como espectadores nos vamos a encontrar a Charles Chaplin, Gloria Swanson, James Cagney, estrellas asiduas de la época, codo con codo con gente tan "recomendable " como Schulz (uno de los protagonistas) o Lucky Luciano.

El reparto también esta realmente eficaz, y ajustado en sus papeles. Richard Gere consigue transmitir bien su papel, Diane Lane esta realmente sexy, y Bob Hoskins demuestra de nuevo su excelente labor. Gregory Hines nos brinda una correctísima interpretación, que como bailarín que era, adereza con unos números de claqué alucinantes. Los secundarios estan rebosantes de efectividad tambien. Un terrorífico James Remar, unos Nicolas Cage y Laurence Fishburne en sus inicios, o el habitual del director, Tom Waits.

Después esta es obvio, la deliciosa banda sonora. Crazy Rhytm, Mood indigo, Am I blue, ... aderezadas además con una muy adecuada composición de John Barry de similares tonos no desmerece la excelente selección de canciones.

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En defintiva una cinta por la que siento un cariño irredento, ya sea por esas líneas de guión como "Sólo puedo hacer dos cosas en este mundo Sandman, morir o seguir siendo negro" o "Toca como el puto King Oliver" (refiriendóse al blanco Dixie) que me despiertan una sonrisa cómplice y deletadora. Pero al margne de eso una excelente cinta, con un ritmo fabuloso, y una dirección, si, realmente espectacular y arrolladora (que hace un uso artístico de su muy cuidada factura técnica).

Puntuación.: 9.

1 comentario:

Unknown dijo...

Magnífica película. Hasta Richard Gere trabajó como nunca.