El tercer disco de Els Amics de les Arts es un evento generacional. O un retrato. O algo así. Historias de amor fallidas cargas de pringados, petulancia urbana (desde evocar al best seller culto hasta el amor de verano surgido los ciclos de cine francés en Barcelona) y demás sentimientos de la contemporaneidad esa. Su canción más íntima es quizá la más épica. Titulada Per mars i muntanyes, es una magnifica y sarcástica mirada a una juventud que viene: niños que sueñan con interpetar el mundo con los códigos infantiles del manga/anime Dragon Ball y hacen de ello una nostálgica bandera de un mundo perdido. El de la niñez, claro, lo que nos lleva directamente al tebeo Scott Pilgrim de Bryan Lee O’Malley y la posibilidad (ridícula, tierna) de concebir el mundo como un videojuego arcade de dos dimensiones. La inmadurez no es otra cosa que una infancia indigesta, recuperada.
3 comentarios:
Yo no soy muy avispado, ni muy culto, pero me llegó la frase "La inmadurez no es otra cosa que una infancia indigesta, recuperada". Me llegó tanto, que tengo que divergir. A lo mejor es mi visión del mundo pero la inmadurez para mí es esa hostia que no nos dieron, o esa depresión juvenil que nadie nos diagnosticó.
El tema si que té nom, de fet es diu 'Per mars i muntanyes'. Encara no he llegit l'entrevista a El País, en tinc ganes...
Gràcies Roger, ara ho edito!
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