La música invisible
En 1959 habían pasado tres años desde que Ellington había ido al histórico Newport del 56. Corría un clima desfavorable para las Big Band después de la guerra. Basie había reducido su orquesta a octeto en varias ocasiones. Llegó para Duke el Festival de Newport del 56 y se obró el milagro. Para muchos era un Duke resucitado, para otros no había dejado de dar muestras de su poderío. Esta obra larga para cine era más que otra prueba de la magnanimidad del Duke a la hora de componer suites u obras de larga duración. Cosas como la Black Brown and Beige que las hacía ya 20 años atrás.
El leit motiv de la película es un tema típicamente “ellingtonia”. Uno se huele que hay mucho Strayhorn detrás de la génesis de la banda sonora. Hay un cameo de Duke de la película tocando con un quinteto reducido de su orquesta. Y frase. Decía que no agobiaba la música. Hay bastantes partes de la película sin música. Toda la parte del juicio, que es mucha. La hay en las transiciones, cuando Duke dobla a James Stewart al piano, en los créditos del principio y al final.
El resto en el imprescindible Cine Con Jazz.
1 comentario:
Reciba usted todas las gracias necesarias. Y tómese algo por cuenta de la casa.
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