"La mayoría necesitamos los huevos"
Todo el número de Diciembre del 2003 acerca del relato posmoderno (y la literatura posmoderna) de la revista Quimera es plenamente recomendable. Uno de los más apreciables artículos es el de Eloy Fernández Porta (de una inteligencia radiante) que pueden leer aquí. El de Juan Francisco Ferré transita por caminos muy similares y me llevan a una si quieren simplona pero auténtica reflexión acerca de los constantes duelos entre realismo y posmodernismo.
Sinceramente el posmodernismo es un movimiento bastante ignorado y hay que verlo, tal como señala Fernández Porta, como un ejemplo de vanguardias literarias. Ahora bien, como toda vanguardia puede conllevar al lector ciertos dogmas. Me explico: a mí me encanta leer a los defensores del posmodernismo y a los defensores del realismo exponer sus pros, pero en cuanto se pone a la contra con el movimiento opuesto me ponen de los nervios. No porqué digan cosas lúcidas (que la dicen) sino porque caen en la militancia, y un lector no debe ser militante (sólo de sus libros no de movimientos ajenos).
¿No nos puede molar David Foster Wallace y sí Adam Haslett? ¿Debemos rechazar a Carver y aplaudir a Coover? Hombre pues las dos posturas tienen mucho de pataleta y mucho de dogmatismo cerrado, y también su parte de inteligencia y de lucidez empañada por la actitud. El que apruebe cualquiera de las dos me parece un solemne bobo: se está poniendo barreras como lector y esta haciendo el imbécil pero tengan en cuenta que en esto de la literatura corre mucho ayatolá de las dos partes y no son necesariamente los defensores.
De hecho yo creo que en George Saunders, Lorrie Moore y hasta en el pope del maximalismo de la short story, David Foster Wallace, hay síntomas de genialidad que aúna las dos tendencias y lo hace por pura experimentación no por raros síntomas de reconciliación (ni la pedimos, ni la necesitamos). Por ejemplo en el microrrelato: Breve historia preconcentrada de la era posindustiral de DFW se alude a un realismo para nada modesto, a una condesación de la cotidianeidad estupenda. George Saunders traslada la desesperanza y melancolía de los relatos de Carver, Cheever y demás a un futuro derruido y nadie se da cuenta.
Con esto sólo quiero decir que no me sean ustedes integristas del movimiento (que para eso ya están los autores y los distintos teóricos y a mucha honra.. no me sean periodistas culturales tradicionales) , porqué caerán en el error ese tan común de demostrar que tienen mucho de integristas cabezones y poco de verdaderos lectores. Y todo esto en parte porqué no publican House of Leaves en castellano de una puta vez.
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El número del pasado Junio de Quimera, dedicado en gran parte a los italoamericanos y sobretodo a analizar la obra de Don DeLillo es un ajuste de cuentas con el pasado (volviendo a eso del periodismo cultural tradicional).
En 1989 la revista dijo de Libra (que la publicó Ediciones B) que estábamos ante "el nacimiento de un nuevo género en la literatura norteamericana: el best-seller de calidad".
Con un par.
Y que conste que el best-seller de calidad es honesto pero la equivocación ignorante es pornográfica. Y los números siguientes a habla-bla-blar de Paul Auster. Y luego te enteras de que hay un tal Thomas Pynchon, un tal Saul Bellow, una tal..
También leí en un Qué Leer (atención esta errata me gusta pensar que es de sintaxis, de lapsus linguae) que Raymond Carver (que publicó su primera colección de historia cortas en 1976) tenía como discípulo a John Cheever (que publicó su primera colección en 1943). Yo soy hombre de buena fe y no quiero con estas erratas caer en la pataleta de ahí arriba, así que diré que el muy noble tipo que descargó estas líneas (qué poco me gusta señalar) tuvo eso un pequeño olvido.
5 comentarios:
Un gran comentario. Me parece muy interesante. Me gustaría añadir una sugerencia (y sin aparentar ser un enteradillo, nada más lejos de mis pretensones): Aconsejar un libro de Patricia Waugh que se titula "Practicing Potmodernism / Reading Postmodernism". Yo lo tengo en inglés, no se si lo hay en español, pero sin duda es un libro que no defraudará a quien esté intersado en el tema.
Saludos y ánimo con el blog.
Lo sigo con mucho interés.
Muy bueno, Alvy. Y muy atinado tu navajazo contra determinado "periodismo cultural" ahora imperante.
Un saludo!
Soy bastante mayor, sin estudios y sigo vivo por amor a Rimbaud y cuanto significa.
Me sorprendo usando bolígrafo rojo en columnistas y artículos de Suplemento Semanal que caen en mis manos. Esta mañana mismo señalaban que en pocos años el día de los difuntos ha pasado a llamarse de todos los santos.
Por no citar la definición de este señor que pinta piedras en Euzkadi como "Cubista" ¡socorro! y que Calderón de la Barca era un sicario del poder.
Si los que no tenemos estudios, aún podemos abrir la boca en pleno siglo XXI que ya no es el nuestro ¿Qué han hecho con los institutos y la universidad?.
Para no amargarle el puente, le dejo una humorada.
Ya lo sabe, Alvy, es usted mi ídolo teen. Tiene muchos más conocimientos que esos frívolos plumillas que tantas ínfulas se dan.
¿No les pondría usted a escribir quinientas veces, con letra redondilla, "soy un asno arrogante"?
Recuerdo un viejo número de Quimera sobre la literatura norteamericana. Debió salir hace diez años y en México se podía conseguir. Y si, es cierto lo que dices de Cheever y Carver, que de hecho fueron colegas en Iowa, enseñando escritura creativa, aunque según testimonio de Carver se la pasaban agarrados de la botella.
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