jueves, octubre 12, 2006

YA HAN FALLADO EL NOBEL

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Bueno, Orhan Pamuk ha ganado el Nobel, y aunque me parece un relativamente correcto ( ei interesante) novelista aunque particularmente no me entusiasma demasiado. Es famoso por mostrar sensibilidad en el genocidio armenio y Turquía, punto de mira de la UE en nuestra vida política, el país del que procede ha determinado mucho esta decisión. Parece no , es obvio. Se nota no porqué Pamuk sea el peor de los candidatos sino porqué es bastante joven para recibirlo y porqué es indudable que la literatura ha dado en los últimos años obras de una importancia mucho mayor, y también es indudable que le echaré una ojeada a otras obras de Pamuk.

Otro año más lo políticamente correcto triunfa sobre la verdadera calidad literaria: poco importa que haya candidatos mejores que Pamuk como Vargas Llosa, o los norteamericanos tan geniales como Philip Roth (el número uno) seguido por gente como Thomas Pynchon, Don DeLillo o Bob Dylan. Ustedes dirán.

Da igual: el emporio yanki (o sea su gobierno) es ahora lo criticado y el nobel de la concordia (o de la literatura) empieza a sumar nombres a sus impresionantes descuidos, desde Josep Pla hasta Jorge Luis Borges (pasando por Vladimir Nabokov o Graham Greene).

Bueno a lo mejor el año que viene premian a un poeta nacionalizado mongol o a un tailandés cuya obra transcurre en Burkina Faso: el Nobel de la literatura es una decepción tras otra y de carácter prestigioso.

4 comentarios:

Sergi Bellver dijo...

No te vayas a pensar que mi insolencia alcanza estos extremos (bueno, ahí anda), pero es que después del tiempo que le he dedicado a ponerme al día, uno por uno, con varias bitácoras, salto a la tuya de nuevo desde la de Miguel Ángel, y para no repetirme escribiendo casi lo mismo, viendo el tema de tu entrada, y pensando válidas las palabras aquí (y qué coño, porque me queda y menos de crédito en el ciber) te copio aquí el comentario que acabo de hacerle en El Síndrome Chéjov. Acepto las pertinentes collejas que creas que merezco:

"Así como han premiado en ocasiones a dramaturgos, y también a novelistas de poco recorrido, no creo que por el hecho de ser autores de relatos hayan dejado de lado a unos o a otros. Sinceramente, creo que fue la connivencia de Borges con la dictadura argentina, o la desfachatez moral de Céline, lo que les apartó del Nobel. Y es que olvidamos a menudo que en sus bases, el premio de la academia sueca, en su modalidad de literatura, reconoce no sólo el mérito artístico del autor (por el que deberían figurar tantos olvidados en el palmarés), sino también su contribución ética a la sociedad, sus “valores humanos”, etc. Lo que también es palmario es que han incurrido repetidas veces en una contradicción, saltándose esas premisas al conceder el galardón a ciertos escritores (véase Cela). De haber confesado antes sus desmanes juveniles, creo que Grass se hubiera quedado sin Nobel. ¿Injusto? Desde luego, porque Borges y Grass, o “Viaje al fin de la noche”, son pilares de la literatura universal del siglo XX.

¿Y qué más da el Nobel? El único reconocimiento que deberían anhelar los escritores es el de las reediciones constantes y el clamor de los lectores. En fin, no sé (aún) a quién se lo van a dar este año, pero seguro que después aparece un ramillete de sabihondos (tirando de la red y hemerotecas) comentando lo mucho que ya conocían la obra del susodicho, igual que todo el mundo recuerda las virtudes de un muerto en el velorio. ¿Quién sigue, a toro pasado, hablando hoy en día de J.Seifert (checo), W.Soyinka (nigeriano), N.Gordimer (sudafricano), o D.Walcot (trinitario -vamos, de Tobago-)?

Pd: mientras escribo esto acaban de llevarte la contraria, Miguel Ángel. (él apostaba por cualquiera menos el favorito Pamuk) Se lo han dado al turco Ohmar Pamuk. Pero también te dan aparentemente la razón, con la corrección política. Y digo aparentemente, porque creo que reconocer a quien fue capaz de denunciar el genocidio de los armenios, por ejemplo, granjeándose enemistades oficiales y de los nacionalistas turcos, el mismo día que estos se soliviantan ante la embajada francesa en Ankara (Francia –en justicia- le da el mismo tratamiento al silenciado genocidio armenio a manos de los turcos que al posterior holocausto judío por los nazis), va un poco más allá de la simple corrección política. Lo que me temo es que hayan premiado más el coraje personal que la valía literaria (la obra de los eternos postergados, Llosa o Roth, así lo indica)."

Chiquilín de Bachín dijo...

Completamente de acuerdo en todo, Alvy. Me encantaría saber para vos cuáles son esas obras literaria de mayor importancia que se escribieron estos años.

Anónimo dijo...

También mi acuerdo de plano. Hace unos días personalmente me jugué por Roth o por Dylan y mi ascendencia sobre Estocolmo fue destruida.
Año tras año me pasa lo mismo; luego de cosas así acepto el juego del Nobel y le resto importancia como reconocimiento de calidad. Pero todos los años, maldición, vuelve a capturar mi atención en los días de la nominación.

pies diminutos dijo...

"¿Y qué más da el Nobel? El único reconocimiento que deberían anhelar los escritores es el de las reediciones constantes y el clamor de los lectores." ¿Dónde firmo?