lunes, marzo 03, 2008

En el proceso de lectura

Ah, lector.

Supongo que tratándote multitudinario te presupongo generacional y personalizado, te tomo interesado, así que prefiero el formato epistolar, que a todos nos da un poco menos de angustia el esquivar el dietario y las anotaciones en clave. La crítica de David Daley, del USA Today, de Rant, el libro que he leído en inglés y en la pulcra traducción de Javier Calvo, es muy representativa de las dos formas que ha tenido a recibirse cada nueva obra de Chuck Palahniuk: como un regalo para sus fans y como un retardo para sus críticos. Daley confunde el engranaje narrativo con el estilo (Palahniuk's Own y Too Many Voices): establece un diálogo meta ficcional entre los personajes y la construcción del autor. Absolutamente remarcable.

En la red en multitud de foros, saludan a Rant entre la decepción y la feligresía, una cortesía casi adorable. En cualquier búsqueda harto sencilla de google puede uno encontrar con reseñas espectaculares de blogs, de gente decepcionada, que no encuentra eso que busca en Palahniuk. Personajes atractivos o una trama que avance son los motivos. Los motivos del seguidor que pide y solicita. Pero además, lee solícito. Es la maldición de la paciencia: una cuestión durativa. Ocurrió con Stephen King y puede ocurrir en cuestión de cinco años con el escritor Palahniuk, que no sabemos si tendrá oportunidad de ejecutar otro manifiesto literario del interés de Diario: Una novela. Por otra parte, no hay ningún problema en Rant reseñable, quizá la confirmación de la sentencia fresaniana: ya es el escritor para la gente que jamás estará leyendo a Don DeLillo y JG Ballard., y a Stephen King, que ya es mayor.

3 comentarios:

Fender Stratokaster dijo...

Por un instante pensé que éste rincón se había vuelto exclusivo. Veo que no fue así, pero si eso llegara a pasar, espero antes me extienda una invitación.

Es bueno volver a leerle.

elpablo dijo...

eh, bienvenido. me pillo rant en breve, a ver qué tal!

Mycroft dijo...

King no solo es mayor, es viejo. Hay un nervio, una tensión, que se pierde con el tiempo.