EL GRAN SALTO
(The Hudsucker Proxy, 1994).
D.: Joel Coen.
G.: Joel Coen, Ethan Coen y Sam Raimi.
I.: Tim Robbins, Paul Newman, Jennifer Jason Leigh, John Mahoney, Charles Durning, Bruce Campbell, Richard Schiff, Steve Buscemi, William Cobbs, Jim True.
Duración.: 103 minutos. Color y Blanco y Negro.
BSO (directamente sacados del film):
Dean Martin - Memories are made of this.
Duke Ellington y John Coltrane - In a sentimental mood.
Duke Ellington - Flying Home.
Los hermanos Coen basan toda su filmografía en la constante reinvención de los géneros. En esta ocasión arremetieron contra las tiernas fábulas de Frank Capra y las comedias de Preston Surges.
En concreto el film podríamos decir agarra dos películas concretas como referencias de los dos autores arriba citados. ¡Qué bello es vivir! y Los viajes de Sullivan se fusionan con el universo de los Coen, pero también con el de Sam Raimi (que aporta a su habitual presencia Bruce Campbell) que hizo de segunda unidad y de guionista, y al final termina siendo un auténtico derroche de imaginación, donde el ambicioso presupuesto hace que todo lo inimaginable y excesivo tenga cabida aquí. Tal vez su fracaso en taquilla, ha hecho quedar este film como algo olvidable, cuando en realidad se trata de un notable exponente de divertimento puro y duro, intrascendente, pero desde luego mejor que otros intentos de homenajear al cine clásico, que quedan en vano debido a un exceso de sentimentalismo o falsa trascendencia (pienso en The Majestic de Frank Darabont).
Los hermanos Coen han optado por una relectura cómica, que anda lejos de la parodia, pero si que tiene mucho de original si nos lo planteamos seriamente, y si disfrutamos de la inmensa cantidad de gags que atesora por escena. Y por supuesto ni mencionar la calidad de disfrutar de dos de sus colabores habituales: Roger Deakins recrenado una fotografía imposible (lo cual visto el film, es una virtud enorme), y Carter Burwell componiendo una música sacada del mejor corto de la Warner, y describiendo claramente la situación en visos de comicidad total.
Aunque pasando a la premisa argumental, la película arranca con una voz en off que nos presenta un Nueva York, donde los peces gordos esperan el año en el Waldorf, y los peces pequeños lo hacen en Times Square. Allí está Norville Barnes, al borde del abismo, y nos hace un flashback de “cómo llego hasta allí”. Asistimos así, al suicidio inesperado de Warring Hudsucker, cosa que hace pensar al líder de los accionistas Sydney Messburguer (Paul Newman) decide fichar a un idiota para que hunda las acciones y el primero de enero, comprarlas todas, y convertirse en el nuevo líder de la empresa. Toma por ese bobo, a Noville Barnes (Tim Robbins), un joven emprendedor con un invento revolucionario en mente. Convertido Barnes en presidente, se topará con Amy Archer (Jennifer Jason Leigh) una ambiciosa periodista que desea demostrar toda la trama extraña que oculta el nombramiento de Barnes.
Lo mejor de la película yace en su ambientación en 1958, completamente irreal y alejada de las minuciosas recreaciones. Los Coen nunca recrean realmente la época al detalle, prefieren recordarla tal y como se recuerda la cultura pop; o mejor dicho, tal y como ellos recuerdan esa época a través de la cultura pop.
Así no es de extrañar encontrar muchos y muy divertidos guiños al lenguaje publicitario, y parte de la estética desenfadada de los cartoons de Tex Avery (aportación que no sería nada misterioso que fuese del propio Sam Raimi, sobretodo viendo Evil Dead 2 uno intuye la pasión del gag “animado” que tiene el director del díptico Spider-Man).
Después está la música. De hecho, hace un breve cameo Peter Gallagher, como un popular cantante de swing de la época y canta Memories are made of this. Su look es un mix perfecto entre los amiguísimos Frank Sinatra y Dean Martin. Después esta todo el gag a costa de los beatniks, donde de paso, vemos a Steve Buscemi (coeniano nato), y mientras de fondo suena Duke Ellington y John Coltrane (tienen el tema más arriba), soltando algo así como: Aquí no se sirve alcohol, solo zumos y café. Obvia coña acerca de los vicios de Jack Kerouac y compañía.
Un chascarrillo en el síntoma de referencias engranadas en el perfecto ritmo del film. Todos los diálogos, lejos de querer recrear la ingenuidad de aquellas películas (que por otra parte no tendría demasiado sentido en los tiempos que corren), la exageran, y hasta la parodian, la revisten de una ironía genial, y tiñen los Coen toda su peripecia de otras muchas referencias, y lo mezclan constantemente con el lenguaje cinematográfico.
Luna Nueva o El Apartamento, son algunas de las películas homenajeadas aquí (en planos y en situaciones), que solo son ingredientes de una película que consigue justo lo que quiere: los Coen pretenden idear una comedia que tiene su originalidad en reflexionar sobre el verdadero sentido de hacer comedias clásicas.
Es decir, el hecho de poner en evidencia lo ingenuo del cine de Capra, y la concepción femenina de los personajes de Sturges, no es sólo como material de referencia. Lo que dicen los Coen, es que ya no es posible recuperar estos films, ya que resultan hijos de su tiempo, y lo único que homenajean es la genialidad de aquello, las virtudes tan inteligentes, que mezclan con un estilo visual de impresión.
El estilo visual es prácticamente la totalidad del film, el argumento tiene su acierto en ir disfrutando de los gags (en realidad todo es una excusa). Mezclando el lenguaje publicitario, con un ritmo frenético, y siempre basándose en la relectura (nunca en el revival), el resultado es muy estimulante para cualquier espectador con ganas de divertirse. Sin embargo su estilo de comedia surrealista y algo absurda (lo que en mi opinión resulta una virtud), no gustó demasiado a los más cinéfilos, que reconocieron su innegable simpatía.
1 comentario:
Urdaci es un Tio Cojonudo
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