La rosa púrpura del Cairo.
(The purple rose of Cairo, 1985)
G y D.: Woody Allen.
I.: Mia Farrow, Jeff Daniels, Danny Aiello, Van Johnson, Dianne Wiest, Irving Metzman, Zoe Caldwell, Stephanie Farrow, John Wood, Milo O'Shea.
Duración.: 78 minutos. Color y blanco y negro.
BSO:
Fred Astaire - Cheek to cheek.
"Acabo de ver a un hombre maravilloso. Evidentemente es de ficción. ¡No se puede tener todo!".
-Con algún Spoiler-
En El Moderno Sherlock Holmes de Buster Keaton encarnaba a un proyeccionista que veía su sueño de convertirse en detective hecho realidad. Años más tarde, Woody Allen tomo ese concepto como punto de partida para una de sus cintas más originales y para el que suscribe más inolvidables, debido al cariño cinéfilo que destila cada imagen. Después Shane Black agarraría la idea de Allen y Keaton, y la reformularía en El último gran héroe en un sentido homenaje a la educación sentimental cinéfila y a un cine que nunca volverá.
Centrándonos en la película en sí, Allen se aleja sólo formalmente de sus habituales crónicas neoyorquinas para narrar una fábula triste y fantástica, situada en el Jersey de la Depresión Americana, donde una humilde camarera, Cecilia (Mia Farrow) debe soportar a un marido alcoholizado y pendenciero (Danny Aiello) mientras consuela sus sueños en el cine donde consuelas sus penas con La rosa púrpura del Cairo una exótica comedia de aventuras, y tras repetidas visiones, le ocurrirá algo extraordinario, el personaje que más le atrae del film, Tom Baxter (Jeff Daniels, cuando aún podía hacer de galán), saldrá de la película y le declarará su amor.
Así Allen propone un gracioso homenaje a las películas de antaño y a sus diálogos algo ingenios, proponiendo también una serie de inteligentes bromas sobre la ficción en general. De hecho, cuando Tom sale, nos encontramos toda su sarta de diálogos de los personajes que “permanecen” protestando por saber ¿hacia donde irá ahora la acción? En un momento de la película Tom se pregunta si “habrá ahora fundido en negro”, y por lo demás en el fondo no deja de haber una comedia típicamente alleniana, donde prevalecen de nuevo todos sus temas (las relaciones de pareja, la existencia de Dios, el sexo) , pero con la magia como encanto especial. Quizás el punto de partida de la película sea aquel momento de Annie Hall en que el protagonista suspira ¡Ojala la vida fuera así!
Adornada de una fiel reconstrucción de los tiempos grises de la Depresión, gracias en parte al espléndido director de fotografía Gordon Willis que realiza uno de sus mejores trabajos y al diseño de producción del habitual Santo Loquasto, y una maravillosa banda sonora que recoge la viveza del jazz de la época, la película se cierra con el Sombrero de Copa y Cecilia mirando a la pantalla el mítico baile de Fred Astaire. Todos sabemos la grandeza de ese plano, donde Allen describe la imposibilidad de cambiar la realidad, pero la única y certera, de vivirla a través del cine, y hacer más feliz la grisácea cotidianidad. Una obra inolvidable, y alejada de cualquier fecha de caducidad posible.
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-Crítica de J.A. Souto Pacheco en Miradas de Cine.
3 comentarios:
Veo que es usted prolífico en posts y que tiene (su nombre le delata) a Allen muy en el punto de mira. ;) "La rosa púrpura de El Cairo" es grande porque es un estado de ánimo, un punto de vista, un monumento a la melancolía al ver que casi siempre para vivir hay que soñar (ya sea sobre una almohada o frente a la pantalla). Un saludo desde el cristal!
Nanu, ja t'ho he dit moltes vegades. Però m'agrada molt el teu blog. És prolífic, com bé diu la Cle, i molt dens. Em fas anotar moltes coses, recordar-ne d'altres i confirmar-ne més. Quina gran xerrada que faríem de cine, jazz i llibres!
Ei! Veig que has seguit el meu consell amb la verificació de paraula!
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