martes, agosto 15, 2006

INTERMITENTES VISIONADOS DE LA TDT

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La Sexta es un canal que logra mi beneplácito gracias a su tono familiar. Que no me malinterprete Emilio Aragón, porqué el 98% de su parrilla es una auténtica porquería con el enésimo plagio de la serie americana vista de refilón, SMS, de valor sociológico para ver no como era la juventud sino como las mentes pensantes creían que eran. Ventajas de la TDT: uno se puede tomar con calma y calmantes los paralelismos entre Al Salir de Clase y SMS durante estados de enfermizo aburrimiento. Sin más rodeo: Los Soprano ; El rey de la Colina y Padre de Familia sostienen a La Sexta, sin contar al titán: Andrés Montés.

Ver hoy Médico de Familia es una experiencia entre masoquista y vergonzante pero llena de cierto interés sociológico como casi todo lo que nos rodea por la televisión nacional. Comprobar la imaginación de la España de los años noventa: democrática, dialogante, y… ¿sin estereotipos? No sólo de Juani hablo ya, una forma que tiene la asentada cultura autóctona de asumir la inmigración territorial, a base de estereotipos y jolgorio, sino de los tabúes. Para introducir un amor entre un médico viudo y la hermana de su difunta esposa se necesita una serie de drogación del espectador (o sea muchos capítulos, muchas temporadas) y si analizamos, con un capítulo o dos las series de hoy nos encontramos con similar problema. Poca cantidad porqué la diarrea intelectual es severa, pero viendo Los Serrano el esquema es aún mejor: la serie que cree romper tabúes introduciendo bodas de dos separados, y tramas incestuosas al doblete en sus senos familiares. La gracia está en que, por un lado estos incestos se rompen de formas absurdas (el destino), y que en el otro lado sea una serie que capte de forma refilonera el conflicto nacionalista: no tiene desperdicio comprobar los pequeños encuentros del catalán rastafari, que no vocaliza ni hablando lento y fuma muchos petas, con el cafre majete nacido en Madrid. Hay más verdad ahí que en muchos encuentros dialécticos PP-ERC de la Generalitat. Amén.

Y Aquí no hay quién viva es histórica (e insoportablemente histérica) no por incorporar a los personajes homosexuales con total normalidad como se pretende, sino por el triunfo de José Luis Moreno. La serie, cuya calidad es ínfima, tiene un efecto puro, real, en sus receptores: el portero y su modus vivendi de perdedor es lo más cerca que estaremos de ver algo psicológico y real ; pero la representación de Luis Merlo como un perfectamente detestable homosexual responde a los verdaderos clichés morales de una gran parte de la población: aceptarlo sí, siempre que sea dentro de lo que llamamos nuestra normalidad y moralidad.

VIC MACKEY

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Otra rara avis de la TDT es que me permita ver en horarios flexibles y agradables Vic Mackey también conocida como The Shield, otro motivo más para congratular(nos) a la ficción norteamericana.

Los tipos que colaboran en Vic Mackey demuestran el poco carácter interdisciplinario que existe en la industria cultural. Cuando uno de los viejos directores se pone tras la cámara la decepción acostumbra a ser fastuosa y a excepción de la gloriosa idea de las Historias para no dormir la televisión de aquí no tiene creadores. Aquí no existe una verdadera generación televisiva, porqué como ya he dicho la pobreza televisiva es notable.

Dejando de lado las detestables comparaciones en Vic Mackey tipos como Stephen Kay, John Badham, y David Mamet, dirigen capítulos enteros, y su estilo documentalizado no cansa, no resulta excesivamente dependiente de las modas sino que da una espléndida verosimilitud. La serie no confunde lo de ser dura y sin concesiones con lo de parecerlo y perder toda credibilidad. Y Michael Chiklis, su protagonista, es otro de los iconos del siglo XXI televisivo.

2 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Tus análisis, tan acertados y con tan buen humor, que uno no puede sino suscribir otra vez. Y en Médico de familia, que la andaluza fuese la criada: racismo de otro tipo.

Mathieu Saladin dijo...

Me ha encatado tu reflexion sobre esa serie tan de culto (...) como es médico de familia. La verdad es que nunca he soportado a Emilio Aragón, menos cuando hacía de crápula juvenil en esa serie en la qsalía con Nuria Roca. También digna de análisis. Saludos de un mitómano de la caja tonta.