miércoles, agosto 09, 2006

LA TIERRA DE LOS MUERTOS VIVIENTES: "LEVÁNTATE Y ANDA"

La tierra de los Muertos vivientes.
(Land of the dead, 2005).
G y D.: George A. Romero.
I.: Simon Baker, Asia Argento, Dennis Hopper, John Leguizamo, Robert Joy, Eugene Clark, Boyd Banks.
Duración.: 93 minutos. Color.

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Al principio de esta Land of the Dead cuarta entrega de la epopeya zombie de George A. Romero, uno tiene la sensación de estar viendo juntos en una curiosa hibridación el viejo y el nuevo cine fantástico moderno. Con esos elaboradísimos títulos de crédito propios de los remakes setenteros, empieza Romero su peripecia: como asumiendo su condición de viejo lobo y que, sí, después de Amanecer de los Muertos (de Snyder) pudo haber un antes y un después (y lo hubo).

Una vez observado este pequeño detalle, Romero se pone manos a la obra, y nos regala uno de esos inicios maestros en cuanto a la un tanto maltrecha narrativa del cine fantástico, presentando una vez más su mundo cada vez más desolado no por los zombis, sino por los humanos.

Y el viejo George ya no se conforma con darnos una lección de cómo hace él sus sátiras políticas con muertos vivientes, que ya han encontrado a su líder espiritual, Big Daddy para conducirles a la tan ansiada liberación, además se toma el lujo de rendir un homenaje a su viejo colega de peripecias John Carpenter, del que agarra esa hawksiana costumbre de situar historias centradas en antihéroes y sus interrelaciones. Pero la hawksiitis de Romero no viene de allí, claro, sino ustedes revisan la película que abrió la brecha del cementerio, (o sea La noche de los muertos vivientes) y observan como no deja de ser un homenaje al esquema narrativo del director de Río Bravo, con su grupo sitiado y en permanente tensión.

Así Riley no sólo es un tipo resignado, sino un triste que apenas mata zombies y ya sueña con un mundo sin fronteras. Es una forma elegíaca que tiene el autor de situar a su más claro alter ego: desengañado de la vida, ya no cree en las revoluciones igualitarias que representa Mulligan, el cabecilla de los suburbios, y se limita simplemente a mantener sus principios. En la conducta de Riley vemos como a Romero como el Apocalipsis tiene forma de idílica civilización occidental sólo le queda el escepticismo como único refugio.

Al jefecillo de Fiddler’s Green que encarna un pletórico Dennis Hopper, funciona como perfecto protoBush pero sin el elemento de iluminado, es simplemente un cacique que gobierna con particular ira y odio su pequeño rincón sólo para los más adinerados y su rechazo a Cholo a vivir como uno de ellos le saldrá caro. En la trama de Cholo y Hopper tenemos una pequeña reinterpretación romeriana (si, aparece continuamente el palabro terrorista) de la relación que generó el hijo rebelde de USA, Bin Laden.
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Por el resto no se preocupen: es serie B que conserva ese aliento clásico que sólo dan los mismos. La palabra canonica no es suficiente para definir un trabajo más autoral que artesanal, lleno de sus detalles de imaginería cómic y sobretodo de una vitriólica lectura sociopolítica que ninguno de esos espectadores que disfrutó babeando con las cargas incendiarias de Munich, Syriana, V de Vendetta y demás debería dejar de escapar. Porqué de nuevo el cine fantástico parece ser en tiempos de crisis el único que se mantiene intacto a polémicas, modas, para hablar con una libertad absoluta del presente.

2 comentarios:

Mycroft dijo...

Y además sale Asia Argento.
Y el villano Dennis Hopper...
¿Se le puede pedir más?

Francisco Ortiz dijo...

El único no, por favor, que el cine negro sigue vivo, a cuentagotas pero vivo, Alvy, dándole palos a la realidad.